Entretenimiento
Visiones de Atemajac
Colaboración de artes por: Enrique Navarro
En La criolla del mantón, Herrán retrata el rostro y tronco de la misma modelo del cuadro anterior. Mide 57 por 36 centímetros y es una acuarela con lápices de color resguardada por el Museo de Aguascalientes. En un triángulo isósceles cargado a la derecha entra un coqueto hombro desnudo, unos carnosos labios entreabiertos color naranja y unas doradas arracadas. Un bellísimo mantón floreado envuelve el cuerpo semidesnudo.
La criolla del mango, de 1916, y De feria, del mismo año, redondean las musas herranianas. La primera agrega a las anteriores un aspecto destacable: el alto contraste para separar partes de la composición -como el rostro o el brazo que sostiene el mango contra el fondo más oscuro- apoyándose en un evidente recurso lumínico deudor de su formación academicista. El segundo cuadro nos remite a las vanguardias de principios del siglo XX, como el referido Fauvismo. Experimenta con un gran estallido de color plano bermellón para representar tanto la blusa ostentada por la modelo como su tela amarrada al chongo del pelo, además de la gran flor rojiza sostenida por la mano izquierda. La figura, finalmente, está bañada con una espléndida luz dirigida que Herrán gustaba de utilizar tanto para moldear el claroscuro de los rostros como para sugerir cierta aureola de misterio.
navatorr@hotmail.com
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