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El hombre del viento
GUADALAJARA, JALISCO (12/ENE/2011).- Todo un reto de conciencia en estos días de reflexión. La tragedia se ubica en una ciudad pequeña de la Toscana, Italia. Un día de práctica aeronáutica militar, Máximo, en la película interpretado por Alessio Boni, sufre el accidente durante su vuelo experimental provocando daños materiales y mentales en escolares de tercer grado.
Dos años después, Máximo decide abandonar la milicia, retomar sus estudios de psicología infantil y retornar al sitio del accidente donde, no sin resistencia de los mentores, obtiene su asignación en aquella institución dañada por el accidente. Los niños, ahora cursan el quinto año, y son tres aquellos con mayores lesiones; el pequeño Giulio es uno, quien desde entonces no ha pronunciado una sola palabra, el trauma lo dejó sin habla.
El conflicto del piloto, Máximo, se manifiesta en la tensión no superada hasta el momento en que Alida, una amiga, descubre su identidad provocando la confesión, auténtica catarsis, de lo que considera culpa sin reconocer su responsabilidad.
El conflicto emocional llega al clímax cuando, a punto de abandonar sus propósitos, Máximo obtiene el perdón de la sociedad que le pide permanecer en el colegio. El final feliz previsto y deseado, deja abiertos los espacios a cuánto la conciencia puede obrar en el individuo, para hacerlo sentir piedad por seres inocentes La Toscana en Italia es una región lejana en espacio terrenal y marítimo, pero cercana a todo lo que se vive de injusticia en otros sitios; México, ahora mismo en tiempos cercanos, tiene presente hechos con traumas vivos de hogares enlutados en espera de la comprensión a su tragedia.
Dios nos guarde de la discordia.
Dos años después, Máximo decide abandonar la milicia, retomar sus estudios de psicología infantil y retornar al sitio del accidente donde, no sin resistencia de los mentores, obtiene su asignación en aquella institución dañada por el accidente. Los niños, ahora cursan el quinto año, y son tres aquellos con mayores lesiones; el pequeño Giulio es uno, quien desde entonces no ha pronunciado una sola palabra, el trauma lo dejó sin habla.
El conflicto del piloto, Máximo, se manifiesta en la tensión no superada hasta el momento en que Alida, una amiga, descubre su identidad provocando la confesión, auténtica catarsis, de lo que considera culpa sin reconocer su responsabilidad.
El conflicto emocional llega al clímax cuando, a punto de abandonar sus propósitos, Máximo obtiene el perdón de la sociedad que le pide permanecer en el colegio. El final feliz previsto y deseado, deja abiertos los espacios a cuánto la conciencia puede obrar en el individuo, para hacerlo sentir piedad por seres inocentes La Toscana en Italia es una región lejana en espacio terrenal y marítimo, pero cercana a todo lo que se vive de injusticia en otros sitios; México, ahora mismo en tiempos cercanos, tiene presente hechos con traumas vivos de hogares enlutados en espera de la comprensión a su tragedia.
Dios nos guarde de la discordia.
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