Entretenimiento
Vamos al cine
Diego y Gael
GUADALAJARA, JALISCO (23/JUN/2010).- Dignos, muy dignos exponentes del cine mexicano actual, han adquirido la responsabilidad de dar un curso afectivo y efectivo a la identidad, más allá de los dramas citadinos plagados de vulgaridad, de sobra vivida por la población.
Pasaron los tiempos de “Nosotros los pobres” contrastando la miseria de “Ustedes los ricos”; la comedia debe ganar espacio, como temática como fue en aquellos tiempos, no sólo para darle salida a la presión del espectador, sino como fórmula incisiva de comprensión colectiva al día que nos toca vivir con toda su circunstancia.
La abuelita gorda y cabeza blanca ya no es Sara García. Ahora se pinta y rejuvenece diario para salir al trabajo y colaborar al gasto familiar, adicional a otras obligaciones; igual que la madre, que si es soltera debe sortear otros avatares.
Todas y todos tienen establecido el imperativo de la comunicación y puede faltar otro satisfactor, mas no teléfono celular o la tele con antena. Esto ofrece una perspectiva reciente y diferente en el escenario de la sociedad actual, que aún no se ve reflejado en el cine con toda la fuerza que conlleva.
La responsabilidad social del Cine va más allá de la sola diversión y el entretenimiento; es formador de mentalidades y aspiraciones superadores de la miseria y el desencanto. También hay centros comerciales y tiendas hermosas donde se tejen sueños y forjan ideas de emancipación.
Diego Luna y Gael García Bernal son propietarios de popularidad y simpatía. De muchas formas los jóvenes ven en ellos al Negrete o Infante de estos días. Su exposición en la pantalla grande –que después será en la chica-, tiene la fuerza inductora aspiracional que deja inquietudes positivas en una sociedad, infortunadamente, desorientada y decepcionada, deseosa de algún rescate.
Dios nos guarde de la discordia.
Pasaron los tiempos de “Nosotros los pobres” contrastando la miseria de “Ustedes los ricos”; la comedia debe ganar espacio, como temática como fue en aquellos tiempos, no sólo para darle salida a la presión del espectador, sino como fórmula incisiva de comprensión colectiva al día que nos toca vivir con toda su circunstancia.
La abuelita gorda y cabeza blanca ya no es Sara García. Ahora se pinta y rejuvenece diario para salir al trabajo y colaborar al gasto familiar, adicional a otras obligaciones; igual que la madre, que si es soltera debe sortear otros avatares.
Todas y todos tienen establecido el imperativo de la comunicación y puede faltar otro satisfactor, mas no teléfono celular o la tele con antena. Esto ofrece una perspectiva reciente y diferente en el escenario de la sociedad actual, que aún no se ve reflejado en el cine con toda la fuerza que conlleva.
La responsabilidad social del Cine va más allá de la sola diversión y el entretenimiento; es formador de mentalidades y aspiraciones superadores de la miseria y el desencanto. También hay centros comerciales y tiendas hermosas donde se tejen sueños y forjan ideas de emancipación.
Diego Luna y Gael García Bernal son propietarios de popularidad y simpatía. De muchas formas los jóvenes ven en ellos al Negrete o Infante de estos días. Su exposición en la pantalla grande –que después será en la chica-, tiene la fuerza inductora aspiracional que deja inquietudes positivas en una sociedad, infortunadamente, desorientada y decepcionada, deseosa de algún rescate.
Dios nos guarde de la discordia.
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