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Siempre hay tiempo para reír

Y vaya que hace falta por las inquietudes que la vida urbana nos depara al asomar a la calle: tránsito y manifestaciones ya son cotidianas causas de consecuencias eventualmente funestas. Pero hay más desgracia en quien pierde el supremo bien de la salud con la sentencia próxima.

Siempre hay tiempo para reír, es un fragmento de la vida en tono de comedia, dado en la pantalla por Adam Sandler, intérprete del hombre joven –George Simmons-, cómico de profesión en quien se descubre una enfermedad terminal.

Lo sobresaliente es la generosidad a cambio de un obvio sentimiento depresivo y conducente a la envidia, ya que en ese estado George decide pagar a la vida con apoyo a un colega de profesión, quien apenas inicia su incursión en la comedia.

Hay un acierto evidente en la elección de Adam Sandler, plenamente identificado con la temática y aunque el tratamiento es ligero, no se despega de la reflexión respeto a cuánto perdemos en el diario acontecer al despreciar los valores auténticos.

El título en español induce más que en inglés –su lenguaje original- Funny people, quizá por el énfasis que su mercadotecnia conlleva en la figura de Sandler, menos reconocido en otras latitudes.

Judd Apatow asume la responsabilidad de dirección con indiscutible acierto del elenco complementario de Paul Reiser y Leslie Mann que se desempeñan a la altura del compromiso: comedia de un drama.

El mensaje a la juventud y aún a la senectud, es claro en cuanto al aprecio a la vida y su indefinible devenir, con todo cuanto la ciencia y la tecnología todavía es impotente y paradójicamente aleccionadora.

Hasta ahora, la publicidad se mantiene discreta, en nivel en el plano internacional, por lo que se advierte el propósito de mayor identificación con el mercado norteamericano, donde el actor principal tiene reconocimiento de mayor rango.

Dios nos guarde de la discordia.

Comentarios: sicpm@informador.com.mx
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