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Vamos al cine
Cine digital
Quedan para el recuento histórico los inicios en blanco y negro con captura y exposición ajenos a la sincronía, persistencia de la visión humana que se logró con los 24 cuadros; las películas sin sonido que en las salas con el discreto acento de musical acorde a la sensibilidad de algún intérprete.
Al finalizar los años veinte el sonido revolucionó, después vino el color, el cinemascope e inserción de efectos ópticos y sonoros para enfatizar el propósito de imitar y hasta ser precursora de la vida y su entorno.
Ahora el sistema digital, ya impuesto en gran número salas norteamericanas, abre espacio a la proyección digital 4k con resolución de 8.8 millones de pixeles, cuadruplicando el antecedente de alta definición.
La empresa fabricante de los equipos es la japonesa Sony, que realiza los primeros intentos, sujetos al juicio final de los mercados del mundo: productor y exhibidor con extensiones a la televisión con las nuevas plataformas de cambio evolutivo y revolucionario.
El sistema digital ha expuesto sus ventajas y beneficios económicos en el área de cortometraje en países latinoamericanos con buenos resultados, aunque aún con las obvias limitaciones de la proyección en salas pequeñas, conocidas como experimentales para público selecto, pero tiende a su ampliación con sólida reducción de costos.
La calidad de la imagen con la hábil manipulación, también del sonido integra argumentos convincentes, que los exhibidores tienen como incentivo para el cambio de sus proyectores con sensible economía en costos incluyendo capacitación en la operación eficiente por parte del personal. Lo que es un hecho irreversible es el cambio digital, también en la industria cinematográfica. En Estocolmo celebrarán el Festival Anual exhibiendo sobre una pantalla de hielo que pesa 10 toneladas; de lo que hablaremos en otro espacio.
Dios nos guarde de la discordia.
Comentarios: sicpm@informador.com.mx
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