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Vamos al cine

Duma

Es una narración que, por extraña, penetra, es original de principio a fin. El fondo humanitario de un padre y el sentimiento genuino de un jovencito, éste de nombre Xan, se excitan al encontrarse en un apartado lugar de África, El Valle de la Desolación, a un bebé guepardo al que deciden nombrar Duma.
Pues Duma se incorpora a la familia y crece como mascota, compañero y amigo de Xan, pero Duma se desarrolla y la decisión es devolverlo a su hábitat natural para su oportuna incorporación. Sólo que no contaban con que el padre de Xan enfermara y la familia hubiera de trasladarse a la ciudad, Johannesburgo.

Es entonces que Duma busca a Xan en su escuela y ambos escapan al sitio de origen del guepardo, sitio ajeno a la civilización, para evitar la captura de la singular mascota.

La parábola cinematográfica es clara y blanca, sin omitir énfasis en cuanto a la potencial incomprensión de la sociedad urbana con potencial captura y enclaustramiento del guepardo, que huérfano encontrara abrigo en aquella humanitaria familia.

Aquel felino guía por la selva a su amigo humano en una aventura que propicia imágenes de extraordinaria belleza, captadas por la cámara bajo la dirección de Carroll Ballard con un reparto encabezados por Alex Michaeletos en una producción norteamericana que se sale del cartabón efectista.

La fotografía gana reconocimiento a cargo de Werner Maritz, quien aprovecha la escenografía natural con el tino preciso de la comedia en que se convierte el duro trayecto de Xan y Duma hasta el encuentro con el sitio adecuado para proteger al guepardo al Sur de África.

Dios nos guarde de la discordia.

Comentarios: sicpm@informador.com.mx
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