Entretenimiento
Vamos al cine
Espejo cultural
A mediados de los años treinta se conjugaron imagen y sonido –Al Jholson, “El Cantante del Jazz”-. La incorporación de la banda sonora sustituye, la leyenda de explicación escrita, imprescindible interruptora y la participación del pianista oculto matizando, a su entender, la magnitud del sentimiento de la imagen mensajera.
De aquellos tiempos emerge el regionalismo nacional mexicano, impregnado de folkore y apego a tierra y sus costumbres. La producción fílmica nos deja saber la necesidad de olvidar las luchas revolucionarias en éxodos de los mismos campos, reafirmando compromisos como la educación emancipadora de la miseria que dejaran las décadas segunda y tercera del Siglo XX, coincidentes con la Primera Guerra Mundial y la depresión en los Estados Unidos.
Sobre circunstancias y parámetros diferentes a ochenta años de distancia, el mundo, América y México enfrentan el que podría llamarse cíclico ajuste de cuentas, en las que participa el cine como coadyuvante y narrador del acontecer. En este sentido, el 2009 con todos los presagios económicos y electorales, abre la oportunidad de entretener espectadores deseosos de olvidar problemas, pero adicionalmente reproducir la atmósfera social equivalente a un espejo de la realidad.
Los cineastas tienen la oportunidad de contribuir a doblegar el fantasma estéril del pesimismo que sin llegar al optimismo exagerado y falso, dé cuenta de retos y oportunidades con el sentido profundo, serio y trascendente del cine. Temas y géneros universales dan sentido al cine contemporáneo, pero la escena urbana tiene interpretación propia y digna de rescate con los planteamientos de siempre vigentes de la identidad precursora de la dignidad.
Charros, cabareteras, luchadores, criminales de pacotilla, historias, familia, productoras todas de lágrimas y risas, han creado el prisma multifacético del mundo maravilloso del cine que ahora enfrenta su actual reto mensajero de la vida real y virtual. Dios nos guarde de la discordia.
Comenterios: sicpm@informador.com.mx
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