Entretenimiento
Vamos al cine
Por: Carlos Cortés
En ese contexto los cineastas productores, actores, distribuidores y exhibidores consideran la necesidad de acelerar planes y proyectos para mantener la atención del espectador sobre la pantalla grande. Una fórmula visualizada y experimentada es la producción y exhibición en formatos digitales que den mayor agilidad a la producción, como de hecho ha sido con ahorros sustanciales con la producción de copias y logística de mercadotecnia en segmentos inexplorados por los exhibidores tradicionales.
El referente histórico en materia de producción y exhibición remite a los años de la tercera y cuarta décadas del Siglo XX, cuando los formatos de 16 milímetros mudaron a 35 con precisión de 24 fotogramas -cuadros- por segundo como exigencia ineludible del sonido sincrónico. Imaginemos los tirones de cabello en cuanto a inversión desde cámaras, copias con el riel de sonido y hasta proyectores con lámpara reproductora de los impulsos fotoeléctricos. ¡Todo un rollo para nuestros tatarabuelos!
Ni duda cabe de los cambios que se acercan acelerados en la industria del entretenimiento para subsistir en esta etapa de la humanidad donde la disputa es por el tiempo y atención del mercado. No hay excusa posible. Los equipos actuales serán sustituidos por otros de esencia cibernética.
Requerimientos de inversión son evidentes, como lo fueron en cuanto a los inmuebles, asiento de salas albergando a miles de espectadores que ahora son cientos, pero multiplicadas en una misma área para ofrecer programación variada y acorde a gustos y edades del público. Si todo cambia en el mundo como evolución, ¿por qué el Cine habría de ser la excepción?
Dios nos guarde de la discordia.
Comentarios: sicpm@informador.com.mx
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