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Hollywood
Su instalación y triunfo no fue fácil, pero la decisión venció una y otra vez al fracaso. Así nació Hollywood y fue para quedarse en California y convertirse en La Meca y la meta de inversionistas, productores, directores y artistas frente y atrás de las cámaras.
Visionarios los inquietos precursores, también de la mercadotecnia, dieron identidad a Hollywood, nombre que dio vida a las llanuras. Pero, como siempre, no faltó quien reclamara la propiedad de aquel cerro pelón con monumental letrero, para darle aprovechamiento urbano, con el incuestionable panorama de la ciudad, aunque con ello desapareciera el famoso letrero: Hollywood.
También, como todo cuanto ocurre, las protestas inundaron los medios de comunicación y las personalidades del mundo artístico se pronunciaron en favor de lo que se considera patrimonio de la industria, de la ciudad, del Estado y de mucho más.
Las aportaciones para la conservación salieron de los bolsillos de muchos a quienes Hollywood ha hecho ricos y otros relativamente ajenos como Hugh Hefner (revista Playboy) quien donó algunos miles de billetes verdes para la indemnización y pago de los derechos reclamados por los propietarios del cerro.
Sin abundar en causas y razones de los reclamos ni enjuiciar la urbanización, lo digno de reconocimiento es la habilidad de mercadotecnia y decisión de unos cuantos beneficiarios de la industria cinematográfica que, seguramente, verán retorno de su inversión y como es hasta este momento, se ven como dignos agradecidos con la ciudad que les dio fama y fortuna. Sin duda un buen ejemplo.
Dios nos guarde de la discordia.
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