Entretenimiento

Vamos al Cine

La competencia

La guerra por el mercado es día a día más enconada en todos los sectores y no exenta a los medios de comunicación. La disputa es por obtener atención y tiempo del receptor.

El cine viene transitando por una etapa en que no son las empresas exhibidoras únicamente, sino las distribuidoras y las productoras, las que deben aplicar creatividad para conquistar y mantener preferencia del público.

El público cambia constantemente sus preferencias y la mercadotecnia ya no impone, se adapta a las condiciones del mercado, al que debe darle satisfacción para obtener la respuesta de taquilla y con eso, adicionalmente, promover el desplazamiento de otros productos, incluyendo publicidad, en forma colateral.

Ciertamente, el cine impone modas, pero también lo hacen otros medios audiovisuales restándole ese tiempo y atención al que me refiero antes. Hace apenas una década la música a través de audífonos era un lujo y ahora es moda cotidiana. En igual sentido, el desarrollo de la telefonía celular contribuye a diversificar los sentidos hacia lo audiovisual; no en balde se dan contiendas legislativas entre las empresas más importantes del país por nuevas concesiones.

A cambio, el cine tiene a su alcance nuevas tecnologías de producción y exhibición, que unidas a las estrategias de comunicación masiva en los medios, viene a imponer modalidades distintivas y flexibles de producción y exhibición, como lo fueron en el pasado la incorporación del sonido, el color, la pantalla panorámica y más.

La incursión sobre las nuevas tecnologías comienza con paso firme en la producción de cortometraje y paulatinamente se impone en las salas. El Festival Tribeca, por ejemplo, que impulsa desde hace años Robert de Niro es muestra de esa nueva cara del cine. Todo está cambiando y el cine no es excepción; por algo es desde hace más de un siglo la diversión y entretenimiento por excelencia.
Dios nos guarde de la discordia.
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