Entretenimiento
Vamos al Cine
A la italiana
La población de aquella península europea con mares Mediterráneo y Adriático muestra su posesión de talento; antes en otras artes y ahora en el Cine documental. Su inteligencia le permite reír y hacer de avatares, motivos que quizá otros pueblos más solemnes o proclives a los lamentos inútiles, ni siquiera reconocerían y mucho menos expondrían al juicio imperecedero de la cinematografía.
Es el caso de Videocracia, que hace de la tragedia comedia y pone sin miramiento en el “banquillo” a su presidente Silvio Berlusconi, en un documental que ya vio la luz en la pantalla, donde el humorismo canjea la severidad de palacios, recepciones y tratados por el sentimiento humano en clara competencia al cine de otras latitudes inclinado al uso de óptica más pragmática.
El documental en contraparte, podría calificarse de irreverente y hasta penetrante o infractor al penetrar en la vida privada del presidente, pero los hechos dan pauta a la información transparente, aunque con eventual intimidación.
El membrete “a la italiana” es original calificativo de carácter, desde aquel neorrealismo de hace poco más de Medio Siglo hasta la comedia promotora turística reductora de la crisis. Aquellos, largometrajes, cubrieron su espacio en tiempo y forma, como ahora pretende hacer lo propio el documental, al amparo y apertura de la tecnología que facilita producción, copiado, distribución y exhibición sin esperar el arribo de cuantiosos presupuestos y sí la aplicación del talento inagotable del ser humano en su persecución de originalidad.
Italia y los italianos tienen la peculiaridad de reír y reírse con los ojos en el cielo y los pies en el suelo. Pasan del pasado al presente, del fracaso al éxito, con despreocupación, pero con una visión clara de su inigualable identidad a su pretérito glorioso e igual conciencia del presente en áreas pobres y otras industriales, financieras y prósperas exponentes de esfuerzo y carácter.
VIDEOCRACIA ostenta etiqueta de continuidad al tratamiento e importancia que Giovanni Sartori otorga a los medios audiovisuales y su influencia en la vida contemporánea.
Dios nos guarde de la discordia.
Correo electrónico sicpm@informador.com.mx
Es el caso de Videocracia, que hace de la tragedia comedia y pone sin miramiento en el “banquillo” a su presidente Silvio Berlusconi, en un documental que ya vio la luz en la pantalla, donde el humorismo canjea la severidad de palacios, recepciones y tratados por el sentimiento humano en clara competencia al cine de otras latitudes inclinado al uso de óptica más pragmática.
El documental en contraparte, podría calificarse de irreverente y hasta penetrante o infractor al penetrar en la vida privada del presidente, pero los hechos dan pauta a la información transparente, aunque con eventual intimidación.
El membrete “a la italiana” es original calificativo de carácter, desde aquel neorrealismo de hace poco más de Medio Siglo hasta la comedia promotora turística reductora de la crisis. Aquellos, largometrajes, cubrieron su espacio en tiempo y forma, como ahora pretende hacer lo propio el documental, al amparo y apertura de la tecnología que facilita producción, copiado, distribución y exhibición sin esperar el arribo de cuantiosos presupuestos y sí la aplicación del talento inagotable del ser humano en su persecución de originalidad.
Italia y los italianos tienen la peculiaridad de reír y reírse con los ojos en el cielo y los pies en el suelo. Pasan del pasado al presente, del fracaso al éxito, con despreocupación, pero con una visión clara de su inigualable identidad a su pretérito glorioso e igual conciencia del presente en áreas pobres y otras industriales, financieras y prósperas exponentes de esfuerzo y carácter.
VIDEOCRACIA ostenta etiqueta de continuidad al tratamiento e importancia que Giovanni Sartori otorga a los medios audiovisuales y su influencia en la vida contemporánea.
Dios nos guarde de la discordia.
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