Entretenimiento

Vamos al Cine

Parece que fuera ayer

Motivo de reflexión son los años cincuenta, son aquellas salas con miles de espectadores deseosos simultáneos de complementar su día domingo o festivo concurriendo al cine, en el centro de Guadalajara con ochocientos mil habitantes, que ahora superan los cuatro millones. Los desplazamientos eran a pie y lo que ahora son colas de vehículos, entonces eran de gente para comprar los boletos de ingreso al Alameda, Juárez y Avenida sobre la Calzada Independencia, a los que se agregó el Metropolitan; Colón cercano a la Avenida Juárez donde también se ubicaba el Variedades con cupo superior a cuatro mil espectadores; Cuauhtémoc, que primero fue teatro y Jalisco remodelado con el nombre Tonallan; Obregón en la avenida del mismo nombre; México sobre Tolsa; Ideal y Sorpresa ubicados en Javier Mina y al Oriente Obregón constituían los cines tradicionales y modernos de aquel tiempo.

Llenos domingueros creaban los sueños con dos funciones integradas por una película de apertura a la función de las cuatro en punto de la tarde y otra de estreno que terminaba al filo de las siete y media. Sin faltar, en el intermedio, la proyección de placas fijas y cine minutos comerciales, noticieros, documentales y avances de las próximas películas, esto último no ha cambiado igual que los comerciales para el aprovechamiento del público cautivo.

Ir al cine en su actual concepto de exhibición y contenido continúa con la modalidad impuesta por la multiplicidad de salas en un solo “centro” comercial para mayor comodidad del cinéfilo, igual la variedad de horarios. En la espera o al ingreso, como en aquellos tiempos, la dulcería tiene el atractivo de las tradicionales palomitas, el refresco y otros refrigerios en sustitución de las pepitas, muéganos y “guasanas” comprados a vendedores ambulantes en el exterior.

Si usted aún es joven y no lo recuerda, intercambie comentarios lo que es y lo fue el cine de aglomerados espectadores ansiosos de la penumbra para soñar con temas y actores de ayer, que ahora son patrimonio de entretenimiento en tiempos de televisión.

Dios nos guarde de la discordia.

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