Entretenimiento
Un día en la vida de Jimena Navarrete
Más allá de la corona y la banda, la tapatía muestra su lado humano, sus aspiraciones profesionales y sus gustos musicales
COBERTURA ESPECIAL
GUADALAJARA, JALISCO (22/SEP/2010).- Se para derechita ante las cámaras. Sonríe. Responde una andanada de preguntas. Vuelve a sonreír. Una lluvia de flashes cae sobre su rostro. La sonrisa sigue allí.
Ser reina de belleza involucra dos elementos inseparables: Imagen y encanto. Jimena Navarrete ya tiene la imagen, aun antes de que fuera coronada como Miss Universo. Pero el encanto es algo que no todas, llámense reinas o no, poseen. Ese “ángel” que conquista las miradas y las cámaras es difícil de encontrar en cualquier persona, y Jimena lo tiene.
Podrá estar agotada por la agenda tan apretada que su puesto le exige, o podría sentirse agobiada por la cantidad de cuestionamientos que responde día a día, pero jamás se le verá una mueca o una actitud negativa.
Jimena Navarrete volvió ayer a Guadalajara, con una corona en la maleta y luciendo orgullosa la banda sobre su pecho que la acredita como la mujer más hermosa sobre la tierra. Tiene poco más de 24 horas para convivir entre los suyos, antes de partir y seguir su agenda como la reina universal de la belleza. Y en ese breve suspiro de tiempo, habló con este diario sobre ella como mujer, y no la que sostiene el pesado título de Miss Universo. Por unos segundos, fue simplemente Jimena Navarrete.
— ¿Cómo comenzaste tu día?
— Muy bien, muy contenta, de verdad contenta. Desde que aterrizó el avión, lo primero que pensé fue, “wow, al fin estoy en casa” (risas).
— ¿Amaneciste con alguna canción en la mente?
— La de Guadalajara. Cuando llegué al aeropuerto allí estaba un mariachi esperándome y ésa es la que tocaron. Por cierto, mi género favorito es el pop.
— ¿Te gusta cantar?
— ¡No! (risas). No canto ni en la regadera, jamás.
— ¿Qué sientes que te está haciendo falta en estos días?
— (Silencio) Dormir, ¡dormir mucho! Hoy (ayer) me levanté a las cinco de la mañana, ¡que horrible!
— Se ha visto tu nombre escrito en dos formas distintas, ¿cuál es la diferencia entre Jimena y Ximena?
— En mi acta de nacimiento está con “J”, así que nací Jimena. Pero decidimos, entre yo y el comité organizador de Miss Universo, escribirlo con “X”, Ximena. Así se ve como más lindo, ¿no? (risas).
— Eres estudiante de Nutrición y a la vez Miss Universo, ¿qué crees que será más difícil, sacar adelante, toda la agenda que tienes como reina de belleza o el combatir la obesidad en México?
— (Risas). Creo que más que México adelgace tiene que aprender a comer sano. Aunque no sé que será más difícil. Todavía no he terminado mi carrera, ni mi año como Miss Universo, así que es algo que tendré que evaluar a futuro.
— Con una corona, una banda y viajes por todo el mundo, ¿te imaginas otra vez en un salón tomando clases de Nutrición?
— Sí, definitivamente. Terminar mi carrera es algo muy importante. Espero poder hacerlo en Guadalajara.
— ¿Te duele que la imagen de México esté golpeada en el extranjero?
— Mucho. Sucedió que en una entrevista en Nueva York con un medio anglosajón tenían una idea muy negativa de México. Que todo era feo. Y no es cierto. Porque lo mejor que tiene México es su gente, y eso se nota allá, en Estados Unidos, que son los inmigrantes los que trabajan más duro que nadie, de Sol a Sol, trabajando por su familia y sus hijos.
— Hablando de trabajo, tú definiste Miss Universo como un trabajo que ahora tienes, y no tanto como un mero puesto honorífico, ¿qué tan pesada es la corona de la mujer más bella del mundo?
— Mucho. Pesa porque la corona tiene mucha responsabilidad con ella. Es un trabajo durísimo con una serie de situaciones muy difíciles. Sonreír y saludar no es ser Miss Universo. Es trabajar y trabajar en llevar un mensaje, en ser una inspiración, prepararse para muchos retos, estar lejos de tu país, de tu familia, de tus amigos. Es un trabajo duro, pero gratificante.
EL INFORMADOR/ FRANCISCO GONZÁLEZ
La llegada
En medio de un fuerte dispositivo de seguridad, la Miss Universo Jimena Navarrete aterrizó ayer en Guadalajara para cumplir con una agenda llena de eventos con autoridades estatales y municipales. Antes de sus compromisos, la tapatía fue recibida por aplausos y acordes del Mariachi Estrella de México.
Durante los momentos previos a la aparición, empleados del Aeropuerto Internacional Miguel Hidalgo, equipados con sus teléfonos celulares fotografiaron a la mujer que ostenta la corona de la mujer más bella del mundo.
Cerca de las 10:00 horas, la tapatía apareció deslumbrando con su belleza natural a los espectadores y la música se fundió con los gritos de “Jimena, Jimena” y aplausos de los presentes.
“Muchas gracias por su apoyo. Estoy muy contenta de regresar a mi ciudad, los quiero mucho a todos”, expresó Jimena, y enseguida sus guardias la guiaron hasta una camioneta que la llevó a sus primeros compromisos.
GUADALAJARA, JALISCO (22/SEP/2010).- Se para derechita ante las cámaras. Sonríe. Responde una andanada de preguntas. Vuelve a sonreír. Una lluvia de flashes cae sobre su rostro. La sonrisa sigue allí.
Ser reina de belleza involucra dos elementos inseparables: Imagen y encanto. Jimena Navarrete ya tiene la imagen, aun antes de que fuera coronada como Miss Universo. Pero el encanto es algo que no todas, llámense reinas o no, poseen. Ese “ángel” que conquista las miradas y las cámaras es difícil de encontrar en cualquier persona, y Jimena lo tiene.
Podrá estar agotada por la agenda tan apretada que su puesto le exige, o podría sentirse agobiada por la cantidad de cuestionamientos que responde día a día, pero jamás se le verá una mueca o una actitud negativa.
Jimena Navarrete volvió ayer a Guadalajara, con una corona en la maleta y luciendo orgullosa la banda sobre su pecho que la acredita como la mujer más hermosa sobre la tierra. Tiene poco más de 24 horas para convivir entre los suyos, antes de partir y seguir su agenda como la reina universal de la belleza. Y en ese breve suspiro de tiempo, habló con este diario sobre ella como mujer, y no la que sostiene el pesado título de Miss Universo. Por unos segundos, fue simplemente Jimena Navarrete.
— ¿Cómo comenzaste tu día?
— Muy bien, muy contenta, de verdad contenta. Desde que aterrizó el avión, lo primero que pensé fue, “wow, al fin estoy en casa” (risas).
— ¿Amaneciste con alguna canción en la mente?
— La de Guadalajara. Cuando llegué al aeropuerto allí estaba un mariachi esperándome y ésa es la que tocaron. Por cierto, mi género favorito es el pop.
— ¿Te gusta cantar?
— ¡No! (risas). No canto ni en la regadera, jamás.
— ¿Qué sientes que te está haciendo falta en estos días?
— (Silencio) Dormir, ¡dormir mucho! Hoy (ayer) me levanté a las cinco de la mañana, ¡que horrible!
— Se ha visto tu nombre escrito en dos formas distintas, ¿cuál es la diferencia entre Jimena y Ximena?
— En mi acta de nacimiento está con “J”, así que nací Jimena. Pero decidimos, entre yo y el comité organizador de Miss Universo, escribirlo con “X”, Ximena. Así se ve como más lindo, ¿no? (risas).
— Eres estudiante de Nutrición y a la vez Miss Universo, ¿qué crees que será más difícil, sacar adelante, toda la agenda que tienes como reina de belleza o el combatir la obesidad en México?
— (Risas). Creo que más que México adelgace tiene que aprender a comer sano. Aunque no sé que será más difícil. Todavía no he terminado mi carrera, ni mi año como Miss Universo, así que es algo que tendré que evaluar a futuro.
— Con una corona, una banda y viajes por todo el mundo, ¿te imaginas otra vez en un salón tomando clases de Nutrición?
— Sí, definitivamente. Terminar mi carrera es algo muy importante. Espero poder hacerlo en Guadalajara.
— ¿Te duele que la imagen de México esté golpeada en el extranjero?
— Mucho. Sucedió que en una entrevista en Nueva York con un medio anglosajón tenían una idea muy negativa de México. Que todo era feo. Y no es cierto. Porque lo mejor que tiene México es su gente, y eso se nota allá, en Estados Unidos, que son los inmigrantes los que trabajan más duro que nadie, de Sol a Sol, trabajando por su familia y sus hijos.
— Hablando de trabajo, tú definiste Miss Universo como un trabajo que ahora tienes, y no tanto como un mero puesto honorífico, ¿qué tan pesada es la corona de la mujer más bella del mundo?
— Mucho. Pesa porque la corona tiene mucha responsabilidad con ella. Es un trabajo durísimo con una serie de situaciones muy difíciles. Sonreír y saludar no es ser Miss Universo. Es trabajar y trabajar en llevar un mensaje, en ser una inspiración, prepararse para muchos retos, estar lejos de tu país, de tu familia, de tus amigos. Es un trabajo duro, pero gratificante.
EL INFORMADOR/ FRANCISCO GONZÁLEZ
La llegada
En medio de un fuerte dispositivo de seguridad, la Miss Universo Jimena Navarrete aterrizó ayer en Guadalajara para cumplir con una agenda llena de eventos con autoridades estatales y municipales. Antes de sus compromisos, la tapatía fue recibida por aplausos y acordes del Mariachi Estrella de México.
Durante los momentos previos a la aparición, empleados del Aeropuerto Internacional Miguel Hidalgo, equipados con sus teléfonos celulares fotografiaron a la mujer que ostenta la corona de la mujer más bella del mundo.
Cerca de las 10:00 horas, la tapatía apareció deslumbrando con su belleza natural a los espectadores y la música se fundió con los gritos de “Jimena, Jimena” y aplausos de los presentes.
“Muchas gracias por su apoyo. Estoy muy contenta de regresar a mi ciudad, los quiero mucho a todos”, expresó Jimena, y enseguida sus guardias la guiaron hasta una camioneta que la llevó a sus primeros compromisos.
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