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Taylor Momsen y su revolución personal

De niña buena en Gossip girl a rebelde en la música, la actriz apuesta sus cartas a la independencia creativa

BARCELONA- Entrevistar a Taylor Momsen es una tarea difícil. Tomarle fotografías, más. Taylor debería aparecer para una sesión de fotos y una entrevista previo a su presentación en el Razzmatazz2 de Barcelona, al frente de su banda The Pretty Reckless. En la calle se agolpan centenares de adolescentes vestidos con las camisetas que llevaron sus padres para ver a Nirvana en 1993. Gracias a sus tacones y al color de su tinte, dos fans de la serie sobre adinerados adolescentes neoyorquinos sobresalen entre la multitud.

Taylor aún se está peinando. La chica, que recientemente cumplió 18 años, escribe canciones desde los cinco y ha volcado su talento en su debut discográfico, Light me up, la banda sonora de su huida del universo de las celebridades. Adiós, fiesta. Hola, grunge.

Media hora más tarde, Taylor sigue peinándose. Un recorrido por la sala sirve para fotografiar los escenarios elegidos por la promotora para la sesión. Tras varios descartes por parte del equipo, Momsen propone un telón rojo de terciopelo. Una noticia buena y una mala: la buena, el telón ha triunfado; la mala, lo que tenía pensado ponerse no combina con ese rojo. Veinte minutos después se cancelan las fotos. A Taylor no le gusta hoy su cabello.

“Ella no va a hablar. Está reservando su voz”, informa Ben Phillips, guitarrista de la banda, ya en el camerino de la cantante.

La respuesta prometida

Para iniciar la entrevista se le pregunta a Taylor qué siente al estar rodeada de gente mayor, Ben Phillips responde de inmediato: “Me encanta”, y ríe toda la sala menos la intérprete.

La segunda pregunta no tuvo un resultado diferente: “¿Cómo fue trabajar con Galliano como imagen de su perfume?”, Ben Phillips vuelve a responder: “Que Taylor está reservando su voz para el concierto. No va a hablar”

La tercera intervención rompió la inercia: “Con todo respeto del mundo, pero si no va a hablar ella…”, señala el entrevistador. “Está bien. Sé cuándo no me quieren”, expresa Phillips y se levanta dando un golpe a la mesa. Abre de un portazo el refrigerador, saca una cerveza y se va.

— ¿Eres una celebridad con un capricho roquero o una estrella que huye cantando?

— Que sea famosa despierta el interés de algunas personas y de los medios. Sin eso, tendríamos que empezar de cero. Eso sí, aparecer en series o ser modelo, para mí, es como ser mesera.

— ¿Te sentías fuera de tu elemento en el “set” de “Gossip Girl”?

— Me pasa con toda la gente de la moda o la tele.

— ¿No hubiera sido más fácil contratar a un productor de moda y hacer pop?

— Mucha gente de mi generación ya no siente la necesidad de componer. Quieren seguir la tendencia. Para ellos, parece que la música es otro empleo. Yo no quiero que la música sea mi tercer trabajo.

— ¿Crees que el mundo de las celebridades te va a dejar marchar al mundo del “grunge”?

— Se escribieron millones de artículos sobre mi forma de maquillarme los ojos, o los zapatos que vestía. No entiendo cómo son capaces de volver una y otra vez a lo mismo. No sé cómo funciona una computadora No entro en la red para leer idioteces. No quiero ser conocida por una serie que no me gusta, o por el maquillaje que uso.

— ¿Consideras este proceso complicado o molesto?

— Prefiero esto un millón de veces, aunque de esta vida también me molestan cosas. Hoy, por ejemplo, no soporto mi pelo.  Al final, soy sólo una adolescente.

El País
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