Entretenimiento
Tarantino, al margen de la crítica
El debate sobre la violencia en el cine y su repercusión en las audiencias no se hizo esperar
El debate sobre la violencia en el cine y su repercusión en las audiencias no se hizo esperar, enervando al director, que ha dicho que el celuloide no puede ser responsable de la violencia.
La segunda polémica se dio porque Tarantino se atreve a tocar un tema tabú: la esclavitud de las personas de color en América. Un periodo oscuro de la moderna nación.
Acerca de qué preocupaciones tuvo al momento de enfocar el tema y qué contar y qué no, Tarantino es directo: "La crítica social es algo que nunca me preocupa, especialmente cuando se trata de un tema como éste. Es algo que nunca ha afectado ninguno de mis proyectos en ninguna de sus fases. Yo simplemente hago mi trabajo y ya", dice con total seguridad el director, quien afirma haber dejado de ser un romántico, pues desde True romance no ha hecho nada similar. Sin embargo, en lo que sí dio su brazo a torcer, según cuenta, fue en sacar algunas escenas demasiado violentas que el público no pudo soportar.
"Nunca tuve miedo de lo que hice al filmar esta película, pero tiene tantos tonos diferentes que necesité hacer varios pases con distintos públicos para encontrar el equilibrio entre todos ellos", cuenta Quentin, quien con dos escenas en concreto pudo darse cuenta de que el nivel de violencia que mostraba era demasiado alto.
"Puedo soportar algo mucho más violento que esas escenas y tenía unas versiones más duras que quité. Pero las vi con el público y me di cuenta de que los había traumado. ¡Así de sencillo! Es muy artístico decir: ‘no voy a cortar nada porque yo quiero mostrar esto y lo otro y si no lo hago será menos efectivo', pero la realidad es que yo no hice esta película por la escena de la lucha Mandingo o por los perros, etcétera. La hice por cosas más importantes que hay en el guión", explica el cineasta, quien ganó el Globo de Oro a Mejor Guión en la reciente entrega.
Intolerante a violaciones
Aunque parece que no hay nada que asuste al cineasta, sí hay algo con lo que no puede y es con las escenas de violaciones a mujeres.
"Nunca las muestro, pero están implícitas todo el rato. Tengo que confesar que lo que pasa es que no soy un gran fan de las escenas de violaciones (...) Simplemente puede ser que soy un caballero y me tortura tener que pedirle a una mujer que haga esas escenas", afirma entre risas.
Obama, un buen pretexto
El que actualmente Estados Unidos tenga por primera vez en su historia a un presidente afroamericano es para Tarantino un buen motivo para que la gente se atreva a mirar un difícil capítulo de su historia, aunque lo que también se ha encontrado es que la gente no quiere mirar hacia atrás.
"Esa es una de las razones por las que éste es uno de los capítulos más dolorosos en la historia de EU, pero al mismo tiempo, uno de los que tiene más potencial
dramático para hacer historias. Sin embargo, ha sido completamente ignorado por el cine americano, y no queremos que otros países lo hagan porque no lo entenderían suficientemente bien, no conseguirían el tono adecuado. Por eso es que hay tan pocas películas sobre el tema".
El director aclara que con "Django" no intenta hacer una catarsis gigante por América, pero que sí le gustaría generar un diálogo sobre el tema.
"Lidiar con la esclavitud y hablar de lo que pasó y hacerlo diciendo: ‘todos estamos mirando el mismo hecho, sabemos lo que pasó', nos llevaría como americanos a un sitio diferente, a empezar una conversación y un debate muy interesante (...) Y creo que algo de eso hay en la película y es por lo que muchos de los actores decidieron hacerla -Jamie Foxx, Christoph Waltz, Leonardo DiCaprio-, porque les gustaba el tipo de filme".
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