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Sundance, de frente a la guerra

El festival de cine independiente lanza una cruda mirada al infierno bélico que se vive en Medio Oriente

KABUL, AFGANISTÁN.- Luego de haber vivido durante un año con 15 soldados estadounidenses en una de las regiones más peligrosas de Afganistán, los autores de Restrepo presentan en el festival de Sundance un documental excepcional sobre el infierno de la guerra para los soldados.

Presentado en competencia oficial, el filme era uno de los más esperados de la vigésima sexta edición del festival de cine independiente, que se desarrollará hasta el 31 de enero en Park City, en la región de las montañas de Utah, Estados Unidos.

Desde el verano de 2007 hasta de 2008, los corresponsales de guerra Tim Hetherington y Sebastian Junger, se unieron a un pelotón de soldados en el valle afgano de Korengal, un territorio controlado por el talibán en la frontera con Pakistán.

Compartieron todo: los ataques de los de insurgentes, las operaciones en el terreno, las condiciones de vida espartanas, el aburrimiento y los momentos de distensión.
“De hecho, ningún periodista ha hecho esto jamás, sobre todo durante la duración de una misión”, observó Hetherington, laureado en cuatro oportunidades por el premio World Press Photo.

Hetherington explicó que “decidimos pasar mucho tiempo con ellos, lo que fuera posible. Hay 22 millones de familias estadounidenses con hijos, hermanos o esposos que estuvieron o están en el Ejército y quieren saber cómo fue lo que vivieron. Esta película lo muestra”.

“La idea era hacer un filme únicamente sobre la experiencia de los soldados”, precisó Junger, periodista de guerra y escritor, autor del best seller The perfect storm, adaptado al cine con George Clooney y que llegó a México bajo el título de La tormenta perfecta.

“Nos dejaron entrar en sus vidas y aceptaron que filmáramos todo. No nos escondieron nunca nada”, afirmó Hetherington.

Dolor expuesto
Nada se ocultó al lente del documental. Ni siquiera la muerte, que predomina en la película en los primeros minutos, con un ataque de los talibanes que le cuesta la vida a un médico del pelotón, Juan Restrepo, cuyo nombre será dado por sus compañeros a un puesto de avanzada tomado en lucha a los insurgentes y terminará también por convertirse en el título de la cinta.

A pesar del peligro y de la extrema violencia de algunas situaciones, los autores nunca renunciaron a filmar.

“Apagué la cámara sólo una vez, cuando un hombre comenzó a llorar cuando hablaba de uno de sus amigos que había muerto”, reconoció Junger.

Restrepo es excepcional además porque las imágenes de Korengal son entrecortadas por entrevistas conmovedoras con los soldados, filmadas en la base de Vicenza en Italia, dos meses después de la misión.

Una vez que volvieron de Afganistán, “podían dar libre curso a una emoción que no podían permitirse durante el combate”, destacó Junger.

Estas entrevistas muestran asimismo a soldados desilusionados, considerando que “no estaban preparados” para vivir una experiencia así de traumatizante, remató el cineasta.
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