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Sucumbe ante la corrupción en “Lobos”

Carlos Bracho interpreta al Diputado Eduardo Muñoz en la puesta en escena producida por Héctor Bonilla

CIUDAD DE MÉXICO.- Carlos Bracho ya “conocía” a Eduardo Muñoz, el personaje de la obra Lobos, que interpretará a partir del próximo año. Este Muñoz es un diputado del partido oficial que un día sucumbe a la tentación de la corrupción: cobra millones de pesos por gestionar la compra-venta de un terreno que pertenece a la nación.

¿Por qué lo conoce Bracho? No por haber visto la obra, sino de mucho tiempo atrás, y no en el teatro, sino en la política real: “Cuando veo a Muñoz pienso en los 71 años de la cultura del fraude que ha cometido el PRI; claro, no hay pruebas en contra, pero la vox populi sabe lo que han cometido impunemente”.

Habla con seguridad porque los ha tenido muy cerca, curul con curul: “Yo le puedo hablar de eso porque fui diputado federal, fundador del Partido Mexicano Socialista y candidato a gobernador en el estado de México; conozco los tejes y manejes de la política mexicana”.

Antes que a Muñoz, Bracho encarnó, por ejemplo, a Ramiro Linares, un candidato a la presidencia de la República en la telenovela Mujer de madera.

La realidad supera la ficción


El actor opina que la alternancia en el poder no ha mejorado el ambiente político: “Estos diputados de ficción que aparecen en la obra son delincuentes de cuello blanco se siguen paseando con impunidad. Igualito que en la vida real. Yo conocí todas las trapacerías y la serie de cosas deshonestas que han hecho todos los partidos políticos, los de PRI, PAN y hasta PRD. Si bien no podemos generalizar porque quizá se salvan uno o dos de cada partido, pero sí podemos decir que hay grandes redes de corrupción”.

Su experiencia como político es una ventaja cuando le toca encarnar diputados, presidentes, senadores. Pero es importante notar que ni en aquella telenovela ni en Lobos, se nombra a los partidos por su nombre. Por ejemplo, los diputados de la obra Eduardo Muñoz, Alfredo Torres y Alejandro Corcuera son identificados como miembros del partido azul, amarillo, o tricolor. Esta licencia literaria permite un mejor desarrollo de la historia y le añade un elemento de mayor vigencia, pero Bracho no pierde la oportunidad para ser preciso: “Recuerdo que en Mujer de madera nunca se decía de cuál partido era mi personaje pero puedo afirmar que era priísta”.

Es una curiosa coincidencia que el actor tenga 72 años, la misma edad que el PRI (si se toma en cuenta su antecedente del PRM). “A diferencia de aquel partido, yo no he hecho una gran fortuna. Ni la actuación, la fotografía y mucho menos la política, me han redituado mucho dinero porque todo lo que gano lo he gastado en mis campañas políticas”.

Adaptación mexicana

Lobos, con un año en cartelera, es obra original del dramaturgo argentino Luis Agustoni pero para su versión en México, Héctor Bonilla decidió hacer una adaptación para convertir a los personajes en diputados del Congreso surgido de las elecciones de 2000, las primeras que perdió el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en 60 años. Esa es la razón por la que Bracho siente a Eduardo Muñoz tan cercano a la realidad.

Bonilla coincide con el actor al explicar: “Ya lo dijo Miguel de la Madrid en la entrevista con Carmen Aristegui, la impunidad es imprescindible para el ejercicio del poder. Y yo lo digo en Lobos : Calderón está preso entre la corrupción sindical que es Elba Esther y los monopolios que son Televisa y Slim, por mencionar algunos”. 

(EL UNIVERSAL)
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