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Sean Penn es indiferente a la fama

El actor prefiere concentrarse en el trabajo histriónico y en la dirección de cintas

Sean Penn es indiferente a la fama
CANNES, FRANCIA (26/MAY/2011).- Sean Penn confiesa que por día recibe hasta 40 guiones. Y casi todos los regresa con un “no, gracias”. Con camiseta negra y jeans, Sean Penn se pasea por la ciudad francesa de Cannes donde presentó la película This must be the place en el recientemente terminado festival.

Ahí, su personaje es Cheyenne, una estrella de rock deprimida que a sus 50 años de edad quiere recuperar su identidad perdida.

Sin dejar de fumar un solo momento y en un gran salón de un hotel, Penn habla acerca de la aventura de interpretar a un personaje tan particular como Cheyenne así como de sus últimas batallas como actor, sus planes como director y, por supuesto, sus próximos proyectos, entre los que destaca una película en Afganistán.

Lleno de las contradicciones que maravillan tanto al público como a los directores que lo contratan, Sean camina entre la delgada línea que divide a una celebridad excéntrica de lo que es un hombre talentoso.

Especial en todo
Sean es un hombre que lidia con una fama peculiar. No sólo es conocido por sus películas o su vida social en Hollywood, sino también por su activismo humanitario, el más reciente durante el terremoto de Haití. Por eso mismo a veces es duramente criticado.

Curiosamente, de eso trata esta película que presentó en Cannes. Al ver a una estrella de rock hundida en la monotonía, surge la pregunta de cómo influye la fama en la personalidad de alguien a lo largo de los años, algo de lo que Penn sabe mucho.

“Ésta es la gran pregunta que quizá todo actor debe hacerse, ¿cómo era yo antes de ser una celebridad? Pues es cierto que al hacerte famoso te vas construyendo una personalidad que te fuerza a irte metiendo en la piel de un personaje. Por ello, esa búsqueda de la identidad es tan importante en el caso de Cheyenne y en general de cualquier persona”, relató el actor al analizar su papel.

Hablando de Cheyenne, Penn tampoco dudó en explicar cómo, aunque su proceso actoral es muy intenso, algo que ha aprendido con el tiempo es a no quedarse con sus personajes. “Es importante aprender a interpretar un personaje y a volver a ti fácilmente. Es un ejercicio constante”.

Fama sin glamour
El papel de Cheyenne le sirvió a Penn para mostrarle al mundo una realidad que pocas veces se analiza en las películas: La fama es muy aburrida. “La verdad es que sólo el hecho de pensar que una persona tiene que trabajar para sobrevivir es horrible. Pero si te gusta lo que haces, todo se vuelve más fácil”.

“Me siento afortunado de poder vivir haciendo lo que me apasiona. Pero también es verdad que la fama ya no tiene ese glamour de antaño; ahora cualquiera puede ser una celebridad por las cosas más tontas. Ser famoso ya no tiene ningún valor. Y sí, es muy aburrido”, aseguró el actor cuya actual pareja es Scarlett Johansson .

 Respecto a su faceta como director, y si tras la inquietante cinta Camino salvaje le gustaría volverse a poner detrás de cámaras pronto, comentó: “Es muy difícil encontrar buenas historias y que merezcan la pena ser contadas. Además, hay que tener mucha energía para la búsqueda del dinero y todo el proceso de la preproducción, el rodaje”.

Lo que sí es seguro es que pronto rodará una nueva cinta cuya historia se desarrollará en Afganistán y que será la opera prima del director danés Niels Arden Oplev. “Se llamará The last photograph y también estará Christian Bale. No creo que vayamos a Afganistán a filmar, pues los seguros que tendría que pagar la productora para rodar ahí son millonarios (risas) pero bueno, si hay que ir, se va”, remató el histrión.

''Me siento afortunado de poder vivir haciendo lo que me apasiona. Pero también es verdad  que la fama ya no tiene ese glamour de antaño'', Sean Penn, actor.
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