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Scorpions ''inyecta veneno'' en Ciudad de México

Hace 47 años Scorpions picó al mundo del metal y su ponzoña amenaza con terminar su efecto

CIUDAD DE MÉXICO (07/SEP/2012).- Tal vez sea la última ocasión que los mexicanos veían a Scorpions en vivo y apelaron a su paciencia para hacerlo. Hora y media después la recompensa llegó para los poco más de 20 mil asistentes al concierto en la capital del país del "Final Sting Tour".

Sin embargo, la historia en La Arena Ciudad de México empezó minutos antes para el ejército de seguidores de la banda alemana, que cumplió con el rito de comprar souvenirs (en la calle porque dentro del recinto iban de los 400 a los 900 pesos), un par de cervezas y escuchar a la banda telonera: Avalanche.

Los silbidos sonaron una y otra vez mientras el grupo ibérico probaba sus instrumentos. El reloj ya casi marcaba las 22:00 horas cuando el sexteto decidió empezar a tocar sus temas, entre ellas su éxito "Tus Alas", sin poder conectar totalmente con el público.

La espera era demasiada cuando Scorpions empezó su actuación, finalizando una tanda de olas que el público rockero protagonizó para calmar su ansiedad.

En la lateral del telón se podía observar calentando al baterista Jamws Kottak con estiramentos, mientras Pawel Maciwoda y Matthias Jabs hacían repetidos movimientos de cabeza hasta que el reloj marcó las 22:30, la guitarra de Rudolf Schenker sonó y el delirio comenzó con "Sting in the tail", sencillo que da nombre a su último álbum.
Klause Meine apareció con su característica boina, gafas y su singular voz para saludar en español después de "You gott another thing coming".

Un sencillo "Buenas noches México" fue recibido con gritos y aplausos de aprobación.

El escenario se encendió con pantallas en verde y rojo que dieron marco visual a un coro monumental en "The Zoo". El público lanzó un par de rosas al frontman del grupo que regaló baquetas en respuesta a la entrega de sus fans.

"Blackout", "Make it real", "Rythm of love", "Still loving you", "Rock you like a hurricane" y "Big city nights" fueron algunas dosis del veneno que Scorpions inyectó en sus fans capitalinos.

Hace 47 años Scorpions picó al mundo del metal y su ponzoña amenaza con terminar su efecto, pero su veneno no saldrá de las venas y oídos de sus fieles nunca.

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