Entretenimiento
Roger Waters ofrece gran concierto
Durante el evento anunció la llegada del guitarrista Dave kilminster
Roger Waters levanta los brazos, voltea, cuerpo erguido y mira como telón de fondo, el inmenso muro, que acecha, que divide, fue el momento cumbre del concierto. El público coreaba ya Comfortably Numb.
En eso desde las alturas parado encima del muro, un reflector anunció la aparición del guitarrista Dave kilminster, que acompañó a Waters en la interpretación. Mas de seis minutos de éxtasis puro.
Y es que si algo hay que destacar del primero de los tres conciertos de Roger Waters en México de su gira The Wall Tour, es lo conceptual.
Un torrente de imágenes bélicas, símbolos, muñecos de trapo, inflables, rostros bellos pero a la vez sombríos, pueblan el escenario: Llenan de color la realidad de negros y grises.
El drama de Irak, los rostros de líderes políticos entre los que se puede ver a Barack Obama, están presentes.
El vocalista Robbie Wyckoff, en la guitarra Snowy White y en los teclados Harry Waters, su hijo, forman parte de los 12 músicos y coristas que integran la banda.
Todo comenzó hacia las 8:25 de la noche, con el escenario integrado por una pantalla circular al centro, debajo un maniquí con gabardina negra y suástica, y en las laterales los muros que abrazan la escenografía, a cargo de Gerard Scarfe.
A mitad del aforo se aprecia una impresionante cabina de audio y video. Decenas de equipo, pantallas, maletas de producción.
Antes de iniciar el concierto, un tipo rubio se paseaba entre los pasillos con un cartel que a la letra decía: Necesito dinero para tragos..., fue el preámbulo de lo que vendría.
De inmediato aparecería Waters vestido de negro y tenis blancos. Se acerca al maniquí y lo despoja de la gabardina y los lentes oscuros. Y comienza con In The Flesh.
La cual terminaría con fuegos artificiales y con un helicóptero que movido a control remoto derriba una parte de la pared.
Otro de los momentos más intensos de la noche se dio cuando un grupo de 18 jóvenes del colectivo Barrio Activo apareció en escena. Waters les agradecería su participación.
A las 21:54 luego de un intermedio de unos 20 minutos, comenzaría la segunda parte del concierto, con otra de las canciones mas aclamadas. Hey Jude. Espléndida.
Al final luego de 23 canciones, y después de interpretar Outside the Wall, alguien del público le lanzó la bandera de México a Waters, que sin pensarlo dos veces se cubrió la espalda con ella y levantó la mano derecha en señal de agradecimiento. Fue una noche inolvidable.
CIUDAD DE MÉXICO (19/DIC/2010).- En eso desde las alturas parado encima del muro, un reflector anunció la aparición del guitarrista Dave kilminster, que acompañó a Waters en la interpretación. Mas de seis minutos de éxtasis puro.
Y es que si algo hay que destacar del primero de los tres conciertos de Roger Waters en México de su gira The Wall Tour, es lo conceptual.
Un torrente de imágenes bélicas, símbolos, muñecos de trapo, inflables, rostros bellos pero a la vez sombríos, pueblan el escenario: Llenan de color la realidad de negros y grises.
El drama de Irak, los rostros de líderes políticos entre los que se puede ver a Barack Obama, están presentes.
El vocalista Robbie Wyckoff, en la guitarra Snowy White y en los teclados Harry Waters, su hijo, forman parte de los 12 músicos y coristas que integran la banda.
Todo comenzó hacia las 8:25 de la noche, con el escenario integrado por una pantalla circular al centro, debajo un maniquí con gabardina negra y suástica, y en las laterales los muros que abrazan la escenografía, a cargo de Gerard Scarfe.
A mitad del aforo se aprecia una impresionante cabina de audio y video. Decenas de equipo, pantallas, maletas de producción.
Antes de iniciar el concierto, un tipo rubio se paseaba entre los pasillos con un cartel que a la letra decía: Necesito dinero para tragos..., fue el preámbulo de lo que vendría.
De inmediato aparecería Waters vestido de negro y tenis blancos. Se acerca al maniquí y lo despoja de la gabardina y los lentes oscuros. Y comienza con In The Flesh.
La cual terminaría con fuegos artificiales y con un helicóptero que movido a control remoto derriba una parte de la pared.
Otro de los momentos más intensos de la noche se dio cuando un grupo de 18 jóvenes del colectivo Barrio Activo apareció en escena. Waters les agradecería su participación.
A las 21:54 luego de un intermedio de unos 20 minutos, comenzaría la segunda parte del concierto, con otra de las canciones mas aclamadas. Hey Jude. Espléndida.
Al final luego de 23 canciones, y después de interpretar Outside the Wall, alguien del público le lanzó la bandera de México a Waters, que sin pensarlo dos veces se cubrió la espalda con ella y levantó la mano derecha en señal de agradecimiento. Fue una noche inolvidable.
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