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Reliquias de Gandhi despiertan poco interés en los museos de Nueva Delhi

Gafas, relojes de bolsillo, sandalias, cuencos para comer, etc salen dentro de unas horas a la venta en la ciudad de los rascacielos

NUEVA DELHI, INDIA.- Mientras el Gobierno indio intenta evitar que algunas reliquias del "mahatma" Gandhi caigan en manos foráneas en una subasta en Nueva York, apenas unos pocos visitantes acudían hoy en Nueva Delhi a los museos que atesoran su memoria.

Gafas, relojes de bolsillo, sandalias, cuencos para comer, objetos idénticos a los que salen dentro de unas horas a la venta en la ciudad de los rascacielos están expuestos en el Museo Nacional Gandhi de la capital india.

Las salas casi vacías del museo guardan además tesoros como el "dhoti" ensangrentado que Gandhi vestía cuando fue asesinado, una de las balas que lo mataron el 30 de enero de 1948, el bastón en el que se apoyó durante la larga "marcha de la sal" contra los británicos o las urnas en las que se guardaron sus cenizas.

También hay infinidad de fotografías y correspondencia de Mohandas Karamchand Gandhi, conocido por los indios como "mahatma" (gran alma) Gandhi o como Gandhiji, con el sufijo que implica gran respeto en hindi.

"Cuando Gandhiji dio sus cosas, lo hizo por amor, no para ser vendidas", mantiene en entrevista con Efe la directora del museo, Varsha Das, cuya voz contra la subasta se suma a las del Gobierno y los descendientes del apóstol de la no-violencia.

Das admitió que los objetos "son un medio para llegar hasta el mahatma Gandhi, entender su filosofía", por lo que apeló a su futuro dueño a colocarlas en un museo.

La directora alertó de que las presiones sobre el Gobierno indio para que se haga con los objetos a subasta sólo servirán para "alentar" a vender a todo aquel que posea un recuerdo gandhiano, "por lo que su valor seguirá subiendo".

Todas las críticas a la subasta en la India han incidido esta semana en que es impropio vender objetos de quien nada poseía, pero Efe debió abonar hoy 500 rupias (unos 10 dólares), como cualquier turista extranjero, para poder filmar su trabajo en el interior del Museo Nacional.

La ministra de Cultura, Ambika Soni, admitió a la prensa que tiene orden de hacer "todo lo posible" para recuperar las reliquias que se subastan en Nueva York, incluso participar en la puja "como último recurso".

No sería la primera intervención de este tipo: en 2007 terminó comprando antes de subasta una misiva de Gandhi.
Poco antes, el viceministro de Exteriores, Anand Sharma, aseguraba que el Gobierno no piensa aceptar las condiciones del dueño de los objetos, el coleccionista James Otis, que ha exigido para cancelar la venta que la India dedique más presupuesto a sus pobres y menos a su programa militar.

Tras apelar a la "sensatez" del coleccionista, Sharma reiteró que los objetos gandhianos son "patrimonio nacional" de la India y a ella deben ser devueltos.

En el Gandhi Smriti, una casa-museo donde el padre de la patria india pasó sus últimos meses de vida, apenas una veintena de turistas extranjeros visitaba hoy sus salas y recorría el camino, marcado con sus pisadas en el suelo, que Gandhi transitó antes de encontrar la muerte.

"Gandhiji pertenece a la India, (sus cosas) deben serle devueltas a la India", declaró a Efe uno de los pocos visitantes indios, Kishore Jain, que calificó de "mezquino" subastar esos objetos pues esta "no es una cuestión de dinero, sino de emociones".

Para este comerciante, el Gobierno indio "debe tomar la iniciativa y contactar con el de EEUU y conseguir de inmediato que devuelvan" los artilugios de Gandhi.

En la misma línea se manifestó su nieta Tara Gandhi Bhattacharjee, quien aseveró a Efe que el Gobierno tiene no sólo "el derecho sino la responsabilidad" de evitar la subasta.

"Lo que está ocurriendo no está dentro del espíritu de Gandhi, no es un enfoque no violento", criticó Tara Gandhi, que reiteró que el coleccionista "debería haber devuelto estas cosas a la India en atención a sus sentimientos".

Gandhi "pertenece a la Humanidad", insistió su nieta.

En la India actual, Gandhi es poco más que un icono y un apellido rentable. La escasa asistencia a los museos refleja el interés minoritario que despierta su figura.

"Los indios están poco apegados a la documentación", justificó Tara Gandhi. "Pero -apostilló- Gandhi vivió aquí y vive en el corazón de todos nosotros".
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