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Recuerdan 70 Aniversario de la muerte de César Vallejo
El día de ayer se conmemoró el 70 aniversario de la muerte del poeta César Vallejo, con una lectura colectiva de poesía, que se llevó a cabo en la Capilla Elías Nandino del Ex Convento del Carmen.
En el evento, que coordinó Aída Monteón, participaron más de una veintena de personas, quienes leyeron algunos de los poemas del peruano, uno de los más representativos de la lengua española.
Aída Monteón recordó que la primera vez que tuvo un acercamiento al trabajo de César Vallejo fue en el taller del mismo nombre que coordina el poeta Raúl Bañuelos y desde entonces nació en ella un gran interés por conocer el trabajo del poeta del "dolor humano"; quien revolucionó la forma y el fondo de sentir y escribir poéticamente.
Jorge Souza, director de Literatura, comenzó la lectura, en la que participó también Raúl Bañuelos, Aída Monteón y más de veinte personas que subieron al estrado para recordar al autor de Heraldos negros, Los nueve mounstros y Piedra negra sobre una piedra blanca, entre otros.
César Vallejo fue el poeta peruano más grande de todos los tiempos, una figura capital de la poesía hispanoamericana del Siglo XX y una de las voces más originales de la lengua española. Su complejo mundo poético se distingue por un profundo arraigo al ámbito familiar; las experiencias del dolor cotidiano y la muerte; la visión del mundo como un lugar penitencial, sin certeza de salvación; la solidaridad con los pobres y desamparados del sistema capitalista y la fe en la utopía revolucionaria prometida a los hombres por el marxismo.
En diversas etapas de su obra se notan los influjos del modernismo, la vanguardia, el indigenismo, la poesía social y el impacto de acontecimientos históricos, como la Guerra Civil Española. Nació en Santiago de Chuco, en la zona andina norte del Perú, en el seno de una familia con raíces españolas e indígenas.
Su primer libro fue Los heraldos negros (impreso en 1918), uno de los más representativos ejemplos del postmodernismo, tras las huellas de Leopoldo Lugones y Julio Herrera y Reissig. En 1920 hace una visita a su pueblo natal, donde se ve envuelto en unos disturbios que lo llevarán a la cárcel por unos tres meses; esta experiencia tendrá una crítica y permanente influencia en su vida y obra, y se refleja de modo muy directo en varios poemas de su siguiente libro, Trilce (1922).
Al año siguiente parte a París, donde permanecerá (con algunos viajes a la Unión Soviética, España y otros países europeos), hasta el fin de sus días. Los años parisinos fueron de extrema pobreza y de intenso sufrimiento físico y moral. Participa con amigos como Huidobro, Gerardo Diego, Juan Larrea y Juan Gris en actividades de sesgo vanguardista.
Escribió artículos para periódicos y revistas, piezas teatrales, relatos y ensayos de intención propagandística, como Rusia en 1931. Reflexiones al pie del Kremlin (1931). Inscrito en el Partido Comunista de España (1931) y nombrado corresponsal, sigue de cerca las acciones de la Guerra Civil y escribe su poema más político: España, aparta de mí este cáliz, que aparece en 1939, impreso por soldados del ejército republicano.
Toda la obra poética escrita en París, y que Vallejo publicó parcamente en diversas revistas, aparecería póstumamente en esa ciudad con el título Poemas humanos (1939).
Redacción/El Informador, 16-04-08, RNGZ.
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