Entretenimiento
Realiza Juan Gelman una lectura de sus poemas en el DF
Juan Gelman obsequió anoche una velada exquisita a un centenar de románticos amantes de su literatura.
Juan Gelman (1930), el más importante poeta vivo de Argentina y sus alrededores, obsequió anoche una velada exquisita a un centenar de románticos amantes de su literatura, cuando leyó una selección de sus inspiraciones más celebradas.
La propia presencia de Gelman no necesitó mayores presentaciones de parte del anfitrión, Jorge Lebedev, quien, no obstante, recordó que el vate lleva ya medio siglo publicando poesía, desde que apareció en el mercado su primer libro, "Violín y otras cuestiones".
Su obra, entonces, ya marcaba un carácter netamente subversivo respecto a la de sus contemporáneos, en rebeldía contra la poesía dominante en aquella época, sobre todo la influenciada por la exuberancia nerudiana.
Gelman imprimió desde entonces a su poesía un carácter especial, hasta convertirla en un producto ascético y transparente. Siguieron otros libros en esa misma línea: "El juego en que andamos" (1959) y "Velorio en solo" (1961).
Luego, a partir de acontecimientos que tienen qué ver y no con la poesía, Gelman fue creando un lenguaje cada vez más propio, una forma de expresión que desestructura la sintaxis convencional, la recompone y le da un nuevo contenido al léxico que hoy le es totalmente particular.
Su obra se fue desarrollando en circunstancias no siempre favorables, más bien adversas, que sin duda influyen en el contenido y lenguaje del poeta, Pero no es una poesía que delate esas circunstancias sino que aunque las delata las trasciende.
Es decir, la suya no es una poesía que sólo denuncia algo, sino que hace del hecho una celebración poética. De este recorrido por el arte iniciado hace medio siglo, Gelman ofreció en el Centro Cultural de España un muestrario suficientemente representativo.
Los deseosos de escuchar su poesía, su voz poética, se dieron cita puntualmente en el recinto ubicado a espaldas de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, a quienes el bardo sudamericano salió para observar, encender un cigarrillo y sonreír.
Cinco minutos más tarde regresó a la terraza del sitio en compañía del embajador de España en México, Carmelo Angulo, país donde en noviembre pasado recibió el Premio Cervantes 2007, considerado el más importantes de la literatura en español.
Se acomodó cada uno en su silla y Gelman inició la lectura de su propia obra, que fue escuchada por cada uno de los oídos atentos de los presentes a los poemas que han recibido premios internacionales en diversos puntos del planeta Tierra.
Uno tras otro fueron aplaudidos: "Mujer", "Caminos", "Nieblas", "Espasmos", "Cerezas", "Caramba", "Ovidio" y muchos más. El vate que desde hace varios años reside en México, expulsado por la dictadura de su país en los años 70 habló al público: "Cuando se cansen, digan, en serio", a lo que la respuesta fue unánime "siga, siga, por favor".
Continuaron, pues, los poemas y los aplausos: "Regreso", "País", "A quién", "Interrupciones", "Mostrar", "Eco" y otros más, hasta concluir con un hermoso y breve poema "Tiempos".
México.-
La propia presencia de Gelman no necesitó mayores presentaciones de parte del anfitrión, Jorge Lebedev, quien, no obstante, recordó que el vate lleva ya medio siglo publicando poesía, desde que apareció en el mercado su primer libro, "Violín y otras cuestiones".
Su obra, entonces, ya marcaba un carácter netamente subversivo respecto a la de sus contemporáneos, en rebeldía contra la poesía dominante en aquella época, sobre todo la influenciada por la exuberancia nerudiana.
Gelman imprimió desde entonces a su poesía un carácter especial, hasta convertirla en un producto ascético y transparente. Siguieron otros libros en esa misma línea: "El juego en que andamos" (1959) y "Velorio en solo" (1961).
Luego, a partir de acontecimientos que tienen qué ver y no con la poesía, Gelman fue creando un lenguaje cada vez más propio, una forma de expresión que desestructura la sintaxis convencional, la recompone y le da un nuevo contenido al léxico que hoy le es totalmente particular.
Su obra se fue desarrollando en circunstancias no siempre favorables, más bien adversas, que sin duda influyen en el contenido y lenguaje del poeta, Pero no es una poesía que delate esas circunstancias sino que aunque las delata las trasciende.
Es decir, la suya no es una poesía que sólo denuncia algo, sino que hace del hecho una celebración poética. De este recorrido por el arte iniciado hace medio siglo, Gelman ofreció en el Centro Cultural de España un muestrario suficientemente representativo.
Los deseosos de escuchar su poesía, su voz poética, se dieron cita puntualmente en el recinto ubicado a espaldas de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, a quienes el bardo sudamericano salió para observar, encender un cigarrillo y sonreír.
Cinco minutos más tarde regresó a la terraza del sitio en compañía del embajador de España en México, Carmelo Angulo, país donde en noviembre pasado recibió el Premio Cervantes 2007, considerado el más importantes de la literatura en español.
Se acomodó cada uno en su silla y Gelman inició la lectura de su propia obra, que fue escuchada por cada uno de los oídos atentos de los presentes a los poemas que han recibido premios internacionales en diversos puntos del planeta Tierra.
Uno tras otro fueron aplaudidos: "Mujer", "Caminos", "Nieblas", "Espasmos", "Cerezas", "Caramba", "Ovidio" y muchos más. El vate que desde hace varios años reside en México, expulsado por la dictadura de su país en los años 70 habló al público: "Cuando se cansen, digan, en serio", a lo que la respuesta fue unánime "siga, siga, por favor".
Continuaron, pues, los poemas y los aplausos: "Regreso", "País", "A quién", "Interrupciones", "Mostrar", "Eco" y otros más, hasta concluir con un hermoso y breve poema "Tiempos".
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