Entretenimiento
''Qué bonito amor'' llega a su final
Con errores, malos tratos y un sin fin de momentos de angustia, ''Qué bonito amor'' concluirá en medio de agradecimientos y recuerdos
En la locación de la telenovela, por los rumbos de Garibaldi, los mariachis colaboraron para hacer una escena donde sus protagonistas van cabalgando y decenas de músicos detrás tocando y caminando.
Para la realización de esta escena se emplearon muchas horas, varias cámaras, sonido ambiental y un octacóptero, un aparato volador con un costo de dos mil dólares en el que se le coloca una cámara controlada remotamente. Contiene ocho hélices que generan el sonido de un gran moscardón volando.
En la grabación del capítulo final, Angélica María agradeció a sus compañeros y a la gente del staff que le permitieron traer consigo a su perro, al que trata como si fuera de peluche. El pequeño animal está acostumbrado al estrés de enfrentar a las multitudes que se aglomeraban en las inmediaciones de la locación.
El perro se ha hecho un poco flojo porque no quiere caminar y Angélica María siempre lo trae en una maleta.
Pablo Montero siempre ha sido considerado como una persona difícil. Los fotógrafos fueron maltratados en la realización de algunas escenas tan solo por tomar imágenes.
El cantante al montar a caballo rompió su pantalón y se lo repararon con cinta adhesiva en color negro, no hubo manera de coserlo, puesto que el suyo es un pantalón de mariachi, el mismo que está diseñado para lucir bien estando de pie y no está hecho para poder sentarse.
Jorge Salinas, el actor que da vida a “Santos Martínez”, reconoció que su lesión en el ojo fue provocada por un error humano auto infringido.
"Me quemé el globo ocular y parte de la córnea, pero gracias a Dios tuve una recuperación rapidísima. Me quedó un poquito mermada la vista pero no perdí el ojo", agradeció el mariachi que se casa al final del melodrama, y agregó:
"Fue una tontería absolutamente mía. Totalmente responsabilidad mía. Me distraje y vertí en mi ojo, con un gotero alcohol industrial, del que se utiliza para suavizar el látex y diluir el maquillaje", aceptó Salinas y narró su angustia.
"Cuando sentí el ardor increíble en mi ojo, salí gritando y me fui directamente a lavármelo al chorro del agua, duré con dolor más de una hora, pero a pesar de la gravedad del daño, mi recuperación va dándose poquito a poco", expresó.
"Me dio miedo no saber qué iba a hacer si perdía mi ojo. Pensé que iba a tener que prepararme para dirigir. Fueron tantas cosas las que pasaron por mi cabeza. A mí me preocupaba el hecho de que tengo que mantener a una familia, y así con un solo ojo, pues iba a ser más complicado hacerlo", puntualizó.
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