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''Presunto culpable'' desafía al espectador

Sin orden de aprehensión, ni investigación previa y ninguna prueba, Antonio Zúñiga paga el precio de la incompetencia del sistema judicial

''Presunto culpable'' desafía al espectador
GUADALAJARA, JALISCO (18/FEB/2011).- Cierto, no se trata de la primera injusticia que se comete en México, y en el mundo. Tampoco la primera que llega a la pantalla grande. Pero sí expone a un sistema judicial lastimado por la indiferencia y la incompetencia de las autoridades, al tiempo que confirma que en México todos son culpables hasta que comprueben lo contario, principio que atenta contra cualquier sociedad con miras a impartir justicia para el bien común.

“¿Cuáles son las bases por las que me está acusando?”, cuestiona Antonio Zúñiga a la fiscal que lleva el juicio en el que se le acusa de homicidio calificado ocurrido en Iztapalapa, Estado de México. La respuesta es risible: “Porque es mi chamba”. Lo anterior ante la lente de la cámara que videograba el caso de la cinta Presunto culpable, documental que se estrena hoy en toda la República con 120 copias, tras ser exhibido en 20 festivales de talla internacional y de haber recibido al menos 15 premios por la puesta en pantalla, por lo conmovedor de la situación y por el nulo interés de la justicia mexicana para que se aplique de forma correcta.

Sobre la cinta que produjeron los abogados Layda Negrete y Roberto Hernández, con asesoría de Juan Carlos Rulfo y Carlos Hagerman, Alejandro Martí, activista y empresario de nuestro país, y el cineasta Alejando González Iñárritu aseguraron que: “Presunto culpable retrata el principal problema de este país: la impunidad”, comenta el primero; “si después de verla no sacudimos  nuestro sistema de justicia, entonces todos seremos culpables”, argumenta el segundo.
 
Comienza el viacrucis

El punto de partida del citado filme es que sin orden de aprehensión, ni investigación previa y ninguna prueba, Antonio Zúñiga Rodríguez, un comerciante de Iztapalapa, paga el precio de la incompetencia  del sistema judicial al ser condenado a 20 años de cárcel.

“Tenía problemas como cualquiera”, comenta Antonio al inicio de la película, sin embargo su vida cambia cuando al caminar por la calle es retenido por agentes judiciales, y procesado de inmediato por el homicidio de un hombre.  El viacrucis comienza, la angustia domina y las esperanzas son casi nulas. No obstante y gracias a un reportaje realizado por los abogados Layda Negrete y Roberto Hernández y transmitido en televisión llega una luz para la vida de Toño.

“Toño estaba totalmente hundido y prácticamente sin recursos para pagar el amparo al que tenía derecho. Era un caso cerrado”, aseguran Negrete y Hernández, los abogados que con cámara en mano decidieron jugarse la libertad del entonces acusado.

Entre otras cosas, los productores descubrieron que el abogado defensor que había representado a Toño Zúñiga había falsificado su cédula profesional. Eso significaba que no podía legalmente haberlo representado. Que podía exigirse la anulación del juicio. Que podía derribarse la sentencia de 20 años, y tener una segunda oportunidad.

Una luz de esperanza

Ahí comenzó el sueño que requirió de más de 300 horas de grabación, según comenta en entrevista para este diario Layda Negrete, quien afirma que una vez que la comunidad de cineastas mexicanos se dio cuenta de lo que sucedía y del material que tenían los abogados “se formó una red solidaria, todas las personas del cine se fueron acercando, tuvimos grandes aliados” para llevar a la pantalla una historia que “mostrara con claridad los personajes, que tuviera ritmo  y contundencia,  y para ello contamos, en la recta final y luego de que se uniera el documentalista Geoffrey Smith, con la asesoría de Carlos Hagerman y Juan Carlos Rulfo”.

Para entonces, Negrete y Hernández había observado innumerables documentales, situación que los llevó a optar por una forma de plantear la historia. “Hay dos grandes diferencias en los documentales. Una forma es reconstruir el caso con entrevistas y material de archivo; el otro es a base de seguimiento, y esta segunda fórmula fue por la que optamos, decidimos mostrar cómo Toño se juega su destino, no hay narrador, no hay entrevistas, es pura acción”.

— Jugarse la libertad no es una decisión fácil, y el poner cámaras en los juzgados tampoco es cosa menor, ¿qué factores ayudaron a que “Presunto culpable” hoy sea una realidad?
— El que se haya podido dar se debe a muchas casualidades y cosas fantásticas que son irrepetibles. Estábamos decididos a todo, a no darnos por vencidos, de ser necesario estábamos dispuestos a recurrir  a todas las instancias posibles, incluida la Suprema Corte y la Comisión y la Corte Interamericana, para hablar del caso de Toño  y del sistema entero. Fue muy complicado y hasta traumático.

— Uno de los objetivos del filme es que la ciudadanía exija que se videograben los interrogatorios, las líneas de reconocimiento (identificación de los acusados) y los juicios, ¿cuál es la propuesta?
— Para evaluar la calidad de la justicia debemos discutir a nivel profundo cómo se imparte, y cuando no hay un registro todo es un rumor, todo es fuera del juzgado, son especulaciones y filtraciones a la prensa, la averiguación previa es secreta,  y lo que queremos es que un ciudadano común pueda entender y evaluar a través de los videos.

— ¿Sería una especie de evaluación de la calidad del servicio de impartición de justicia?
— La idea es que lo veamos así, como la calidad del servicio de la Polícia, que veamos lo que ocurre todos los días en los contextos más oscuros, donde el ciudadano es increíblemente vulnerable y no sabemos qué pasa.  Hoy tenemos una pequeña mirada a través de los ojos de Toño, de esta realidad, y una mirada más sobre el juicio. Creemos que no se necesita de la arbitrariedad para tener una buena Policía, venimos de ahí, de una Policía que no se ha puesto las pilas, y Presunto culpable lo revela de una forma muy clara, donde a Toño se le acusa sin pruebas, y aún así sucede un juicio demencial.

Los números según “Presunto culpable”*

93% de los sentenciados nunca ve al juez.
78% de los presos son alimentados por las familias.
93% de los detenidos no vieron la orden de aprehensión.
95% de las sentencias son condenatorias.

* Resultados que se muestran en la cinta luego de la investigación de los abogados.

EL INFORMADOR/ ALTAGRACIA LIZARDO MEDINA
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