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Polanski homenajeado en el Festival de Zúrich

La organización dejó claro que no ofrecería entrevistas ni antes, ni durante, ni después de recoger el premio o de pasear por la alfombra verde

GINEBRA, SUIZA (27/SEP/2011).- A la segunda fue la vencida. Roman Polanski pudo pisar hoy la alfombra verde del Festival de Cine de Zúrich para recoger, dos años después de su detención por un presunto delito de agresión sexual, el premio de honor del certamen.

Hace dos años y un día, el cineasta franco polaco fue detenido a su llegada al aeropuerto de  Zúrich, acusado de haber abusado de una adolescente en 1977 y reclamado por las autoridades de EU, horas antes de la ceremonia en la que debía recoger este galardón.

Pero en lugar de visitar las instalaciones del Kino Corso, cuartel general de este joven Festival  que quería reconocer su larga trayectoria cinematográfica, Polanski visitó los calabozos de una  cárcel como paso previo a una larga reclusión domiciliaria.

Precisamente, con una mezcla de emoción e ironía, las primeras palabras de Polanski estuvieron dirigidas a sus carceleros de la prisión de Winterthour en la que pasó varios meses.

"Me gustaría agradecer a todos aquellos que me ayudaron a superar esta prueba, en particular  al personal de la prisión, que se esforzó para facilitar mi estancia", manifestó Polanski  provocando risas en la sala, antes de añadir: "no es una broma, nada más lejos de eso".

En tono más serio, el cineasta, vestido con camisa blanca y traje negro y recibido con una  ovación del público en pie, subrayó que "hay muchas partes de esos dos años que preferiría olvidar"

Fueron los dos años transcurridos entre su detención a instancias de las autoridades judiciales de Estados Unidos, que reclamaron su extradición, y la decisión de Suiza de no entregarlo afirmando que la petición no incluía toda la documentación necesaria.

El realizador había huido de EU en 1978 mientras estaba en libertad bajo fianza, después de haber pasado unos meses en prisión por delitos sexuales de los que se había declarado  culpable.

Polanski permaneció bajo arresto domiciliario en su casa suiza de Gstaad, hasta que finalmente las autoridades judiciales helvéticas rechazaron en julio de 2010 la demanda de extradición de Estados Unidos y le permitieron recuperar su libertad de movimientos.

La "reconciliación" de Polanski con Zúrich estuvo rodeada de expectación y los organizadores del certamen consiguieron blindar la visita de Polanski y circunscribirla a lo meramente cinematográfico.

Cuando se anunció su presencia en el Festival a mediados de mes, la organización dejó claro que no ofrecería entrevistas ni antes, ni durante, ni después de recoger el premio y de pasear  por la alfombra verde, y que tampoco habría valoraciones por parte del certamen.

"Estamos muy orgullosos y nos sentimos realmente honrados de recibir finalmente a Roman Polanski en Zúrich. Admiramos su obra y estamos felices de entregarle por fin el premio de  honor que tanto se merece", indicaron los organizadores en un comunicado.

El caso, que despertó una enorme expectación, todavía colea y, sin duda, la presencia de Polanski ha sido un gran tirón publicitario para prestigio de este joven certamen, que nació en  2005 con la idea de promover el trabajo de los jóvenes cineastas.

El impacto ha sido grande y todos los ojos estuvieron puestos en las últimas horas en Zúrich para seguir los pasos del autor de "La semilla del diablo" y "El Pianista".

Polanski, de 78, ha seguido desarrollando su carrera cinematográfica tras su arresto, pero tiene muy limitada su libertad de movimientos, ya que sigue vigente en Interpol una orden de detención que es aplicable en 188 países en la actualidad.

Por esta razón, no participó el pasado día 1 en el estreno mundial de "Carnage", su aclamado último trabajo, en el Festival de Cine de Venecia, donde sí estuvieron los protagonistas de la cinta: Kate Winslet, Jodie Foster, Christoph Waltz y John C. Reilly.

Desde hace dos años, Polanski solo ha podido viajar a Polonia y Francia (es ciudadano de ambos Estados) y Suiza, país este último que decidió eliminar su nombre de la lista de personas buscadas por la Justicia una vez que fue rechazada su extradición.

En señal de agradecimiento hacia Suiza y para desterrar la imagen de que estaba enfadado con este país, fue el propio Polanski el que se dirigió a los organizadores del Festival para recoger el galardón, según afirmó hoy el crítico de cine Christian Jungen.

La idea, según dijo a swissinfo.ch el crítico del diario de Zúrich "NZZ am Sonntag", era recibir  el premio en París, donde tiene su residencia, pero finalmente decidió viajar a Suiza.
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