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''Pina'': cuando la danza toca el alma

El proyecto de Wim Wenders rompe récords y se coloca, según sus distribuidores, como el documental más visto en México


GUADALAJARA, JALISCO (22/OCT/2012).- Belleza plasmada en celuloide. Sí, es en 3D, pero no es una película de acción, de drama o de terror, sino un documental. Lo que es seguro es que el director Wim Wenders logrará que los espectadores salgan conmovidos de las salas tapatías luego de ver Pina. El ballet tendrá que ser definido con otras palabras.

Visto a distancia, parece que en la vida de Pina Baush todo estaba diseñado para ser convertido en una película. Nacida en pleno fervor de la Segunda Guerra Mundial (1940), creció en una Alemania devastada por el conflicto. Y mientras los habitantes de la nación teutona comenzaron a construir su identidad desde las cenizas, ella hizo algo superior, ella “creó” un nuevo mundo basado en la danza. La dotó de nuevos símbolos, herramientas, sentimientos y piezas.

Para Wenders, el 3D fue una herramienta fundamental para trasladar la fuerza y fragilidad del ballet a la pantalla. Durante el estreno en Madrid, España, de la película, el realizador señaló que “hasta que llegó el 3D, hiciera lo que hiciera con mi cámara, nunca podía romper esa pared invisible que había entre lo que yo veía en el escenario con mis ojos y lo que luego acababa viéndose en pantalla. Algo siempre se perdía. Y la danza saca, a su vez, lo mejor del 3D”.

Tributo al talento

Pina se centra en mostrar la intimidad, los ensayos y presentaciones de diversas piezas de la Wuppertal Pina Baush, compañía de la bailarina y maestra.

El génesis del proyecto se dio en 2007, cuando Wenders vio en el Festival de Cine de Cannes el documental U23D, sobre el grupo irlandés U2. Allí supo que era posible llevar al cine la obra artística de Pina Baush sin que perdiera su esencia.

Fue entonces que el realizador le propuso a Bausch filmar un documental que contuviera sus obras más representativas: "Café Müller", "Le Sacre du printemps", "Vollmond" y "Kontakthof".

En 2009 la compañía y la producción ya estaban listos para comenzar el rodaje… y entonces murió Pina, lo que interrumpió la filmación y derrumbó los ánimos del cineasta, quien decidió cancelar el proyecto.

“Pina y yo queríamos hacer esta película juntos y soñamos con ello durante 20 años”, recuerda Wim, quien agrega que “justo cuando estábamos a punto de conseguirlo, Pina murió e inmediatamente cancelé el proyecto. ¡No tenía sentido hacerlo sin ella!”.

Fueron los bailarines, recuerda Wenders, quienes le pidieron que el rodaje siguiera adelante, porque Pina lo merecía y consideraban que sería un hermoso regalo para la mujer que había cambiado su vida. “Sólo después de un tiempo me di cuenta de que había muchos motivos para seguir adelante con el proyecto. No podíamos hacer una película con Pina pero sí para Pina”, recordó el realizador.

Buena parte de los documentales laureados en festivales no encuentra cabida en el circuito comercial, sin embargo, la calidad y relevancia de Pina le sirvieron para ser tomada en cuenta por la cadena Cinépolis, que exhibe la pieza en sus complejos de Galerías Guadalajara, Centro Magno y La Gran Plaza, gracias a la distribuidora Canana.

Wenders reconoce que el documental se convierte en una carta de amor no sólo a Pina Baush, sino a la danza en general, un género artístico que no consideraba relevante en su vida hasta que se cruzó con la maestra alemana. “Todas las artes están relacionadas y nos ayudan a entender lo que vivimos y cómo podemos vivirlo. Pero mientras la pintura y la fotografía están dirigidas a la vista, y de allí a la mente y la emoción, la música y la danza van directamente al cuerpo”.

Dos íconos que se cruzan

El hombre de la cámara: Estudiante de medicina, filosofía, fotografía y aspirante a sacerdote, la vida puso a Wilhem “Wim” Wenders (1945) detrás de una cámara cuando decidió tomar un curso de cine a los 21 años. El amor entre el joven y la pantalla de plata fue a primera vista.

"El amigo americano" (1977) fue la película que permitió a Wenders ser conocido a nivel internacional, aunque ya se había cubierto de un prestigio en la nación teutona con Verano en la ciudad (1971), "Falso movimiento" y "En el curso del tiempo" (1975).

Ya asentado en Estados Unidos y gozando de la amistad de Francis Ford Coppola y Fred Ross, Wim Wenders comenzó lo que para muchos es una de las fases más prolíficas de su carrera, con una serie de cintas de carácter intimista y enorme éxito entre la crítica, donde se destaca "París-Texas" (1984), "Historias de Lisboa" (1994) y "Buena Vista Social Club" (1999).

La revolucionaria del ballet: Una figura estética. Una mirada brillante. Un corazón enérgico. Philippina “Pina” Bausch (1940-2009) reformó el ballet en todas las áreas donde se desempeñó: Como bailarina, coreógrafa y maestra.

Con Baush llegó a la danza un nuevo lenguaje y estilo se sentir este arte. Los bailarines fueron dotados de palabras y gestos. A ella le gustaba decir que era “danza-teatro”. Al público y a la crítica siempre le faltaron palabras para poder definir su trabajo. Y es que no son palabras lo que definen a Pina, sino sentimientos.

Durante 36 años estuvo al frente de la compañía de danza Tanzteather Wuppertal, cuya influencia terminó por volverse capital para otras compañías de danza europeas. Entre sus creaciones más destacadas se cuentan piezas como "Ifigenia en Táuride", "Orfeo y Eurídice", "Consagración de la primavera", "Café Müller", "1980" y "Nelken".

A México vino por primera vez en 1987, cuando presentó su coreografía "Café Müller" en el Teatro de la Ciudad en el Distrito Federal. En 1994 estrenó "Nelken" en el Palacio de Bellas Artes y también lo presentó en el Festival Cervantino de Guanajuato. La muerte evitó lo que sería la tercera visita a nuestro país, planeada para 2010.

FRASES


"La vida misma es mi mayor influencia. La vida es lo que da esa responsabilidad de hacer las cosas lo mejor posible."

Pina Bausch.

"El arte de Pina enriqueció y reflejó nuestra época como ningún otro.”

Wim Wenders
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