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Paul Schrader, un cineasta contra viento y marea

El realizador comparte sus experiencias en el Séptimo Arte, y cómo desde el dolor descubrió la misión como guionista

SAN MIGUEL DE ALLENDE, GUANAJUATO (26/JUL/2011).- Decenas de personas de todas edades fueron testigos de algunos momentos que han marcado la trayectoria del cineasta Paul Schrader, invitado especial del Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF, por sus siglas en inglés), desde sus inicios como guionista, su cambio a director, el modelo problema-metáfora que enseñaba a sus alumnos en la universidad, hasta su perspectiva sobre la actual situación del cine; todo dentro del homenaje que le rindió el encuentro fílmico el pasado domingo.

El originario de Grand Rapids, Michigan, compartió que su trayectoria de 40 años en la industria cinematográfica la inició como crítico en una revista de cine, después escribió un libro sobre estética cinematográfica y de ahí se fue convirtiendo en guionista, director, cinemaestro, realizador, además de recaudar dinero de diferentes partes del mundo para poder crear películas. 

“Todo lo que tengo como experiencia me sirve para decir que estamos en el mundo del caos, el mundo de la cinematografía en la que he trabajado, y espero seguir trabajando, está muriendo, sino es que ya está muerta”, dijo el guionista de filmes como Vidas al límite y La última tentación de Cristo.  

Amor a primera vista
A pesar de que su encuentro con el cine llegó casi a una edad adulta, Schrader recuerda que fue único, además de que las historias han llegado a su mente en condiciones atípicas. “Fui un niño religioso, crecí en un ambiente como tal, fui al seminario y nuestra secta calvinista particular no nos permitía ir al cine o ver películas, fue a los 17 ó 18 años que vi una cinta y no me interesó mucho. En la universidad vi el cine europeo de los años sesenta con el que realmente me emocioné, ese fue mi primer amor”.

Detalló que a pesar de ser un chico soñador y un adolescente enojado, en su tercera década de vida llegó la que quizá es su obra más conocida, Taxi driver.

Debido a que requirió intervención médica inmediata, ya que padecía de una úlcera que sangraba, fue en el nosocomio donde inició su atracción por el guionismo. “Tuve semanas sin hablar de nadie y llegó una metáfora a mi mente: era una enorme caja colorida que pasaba por todos los cielos de los ángeles y dentro de ella había un joven atrapado que parecía estar rodeado de gente, pero desesperadamente solo, y eso me condujo a Taxi driver”, explicó el cineasta.  

Todo en uno
A pesar de que la creación de historias fue su punto de partida, el realizador señaló que sólo detrás de una cámara lograba contarla completa. “Sentí que era a medias y no un autor como tal, porque nadie leía mis palabras como yo las escribía, pero tampoco estaba produciendo imágenes ni contando historias, y me pregunté qué es lo que quería y ahí me empecé a meter a la dirección”. 

Sin dejar atrás su trabajo como guionista, Schrader destacó: “No me interesan los guiones para taquilla, nunca han tenido lógica para mí, pero este negocio trata de que te capacites en el trabajo, ir a la universidad es para tener el papelito, pero en verdad donde se aprende es trabajando y platicando con la gente y los jóvenes”.

Sus guiones
*La última tentación de Cristo (1988, dirigida por Martin Scorsese)
*Toro Salvaje (1980, dirigida por Martin Scorsese)
*American Gigoló (1980, dirigida por Schrader)
*Taxi driver (1976, dirigida por Martin Scorsese)
*Obsesión (1976, dirigida por Brian de Palma)

''El guionismo no es escribir, es hacer y contar una historia'', Paul Schrader, cineasta.
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