Entretenimiento

Pablo Lyle anota con la comedia

El actor da vida a Matías, un joven futbolista que vive al límite y está enamorado de Renata

GUADALAJARA, JALISCO (22/AGO/2012).- Hay personajes que cuando son descubiertos por los actores en turno se convierten piezas de un rompecabezas que embonan a la perfección. Algo parecido fue lo que le sucedió a Pablo Lyle cuando encontró a Matías, el personaje que encarna en la telenovela Cachito de cielo.

Desde su departamento, con voz tranquila y desenvuelta del otro lado de la bocina, Pablo Lyle define a su personaje como un ser apasionado que hace lo que le gusta y no deja ningún proyecto a medias.

Se identifica. El actor pretende que la huella de este papel permanezca en la memoria de los televidentes por buen tiempo. Joven de Provincia, hijo de Adela (Cynthia Klitbo) y Ernesto (Rafael Inclán), aunque cree que su padre es Reynaldo (Adalberto Parra). Además ama el futbol, es un goleador, certero y pícaro en la cancha, su aspiración es llegar a ser un jugador profesional. “Yo soy pambolero de corazón. Juego cuatro veces a la semana. Con la chamba está mas difícil encontrar los tiempos, pero para todo hay maña y ya estamos en puras ligas nocturnas de futbol”.

Matías es uno de los enamorados de Renata (Maite Perroni). “Es una relación inocente, muy pura, muy bonita, y en realidad no sé en qué vaya a parar”.

—¿Cómo ha sido el proceso para adaptarte a un personaje como “Matías”?

—Matías es un personaje que desde que leí y me platicaron un poco de él me encantó. Me gustó mucho el carácter que tiene, y esta decisión de hacer las cosas por él mismo. Las ganas. Los sueños. Es un chavo que tiene muchas ganas de vivir, que hace lo que le gusta y tiene la suerte de que sus padres le den chance de hacer lo que más le gusta, que es jugar futbol.

—¿Qué fue lo que viste en este papel para volcarte en él?


—Me gusta que es un personaje con mucha fuerza, encantador. Me gustó el reto de que juega con los límites; puedes pensar que es demasiado orgulloso, que está bajo la falda de su mamá en todo momento, tiene estos momentos padres para el actor que no debe permitir que pase de ahí el personaje y siga siendo querido por el público. Con Matías fue como amor a primera vista.

—¿Cómo es tu rutina para meterte en el papel?


—Lo más importante es hablar con los productores. Antes de que el proyecto esté corriendo los productores son los que tienen más idea de qué quieren del personaje. En Una familia con suerte me fui a Tlatelolco, a Tepito, a la Guerrero, al Metro del Distrito Federal. Ahorita me la dejaron más fácil, pues soy norteño y pambolero, ahí tuvimos algo en común Matías y yo.

—En “Cachito de cielo” y “Una familia con suerte” ingresaste en los terrenos de las telenovelas con toques de comedia, ¿te resultó sencillo desenvolverte en ese género?

—Mis personajes en las dos novelas cómicas en las que he estado resulta que no son chistosos. Descubrí que mientras más sea en serio lo que estás haciendo y lo que te está pasando como personaje y como actor, en ese momento resulta mejor para el público. A mí me toca hacer siempre el personaje serio en las comedias. Cuando estoy con Cynthia Klitbo, de repente hay escenas que se prestan, no porque sean cómicas, sino porque de alguna manera a la gente le resulta chistoso cómo hablan los personajes.

—¿Qué pensaste cuando leíste el guión?

—En las telenovelas es un poco distinto que en teatro o en cine. Los guiones te los van dando ya que estás en el proyecto; primero te platican y luego tú te vas empapando con el director. No es como leer una película que agotas rápidamente y ya sabes de principio a fin qué onda con el personaje. Aquí lo padre es que el personaje puede evolucionar, puede cambiar, puede tomar diferentes rumbos como en la vida real. Es padre porque todo el tiempo estoy descubriendo un Matías diferente y lo bueno de este personaje es que no me deja de sorprender.

Con calma
Un personaje a la vez


El actor no tiene prisa por tomar otros proyectos, aunque afirma estar listo para asumir un protagónico. “Hay un dicho que, seas creyente o no, es muy bueno: ‘Si quieres hacer reír a Dios: cuéntale tus planes’. Yo voy mucho con la marea, con el camino, y como van surgiendo las cosas las acepto.
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