Entretenimiento
Nueva película de Sylvester Stallone un clásico de acción
'Los indestructibles' funciona como una las grandes películas de acción de los ochenta
"Los indestructibles" funciona con las grandes películas de acción de los ochenta como lo hizo la cuarta parte de Indiana Jones con la trilogía precedente: es una reunión de amigos que, conscientes de que ya no son lo que eran, deciden reirse un poco de sí mismos sin dejar de demostrar que quien tuvo retuvo.
Stallone, el hombre cuyo prestigio empezó alto con "Rocky" y fue descendiendo hasta las fronteras con la caricatura, vuelve a las andadas con su inexpresividad llevada al paroxismo y tomando las riendas de este proyecto de celebración.
Para ello, llama a sus compañeros del maltrecho negocio del Planet Hollywood: Bruce Willis (quien hace años que no huele el éxito) y el ahora gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, que incluso hace chistes con su ambición para la Presidencia de Estados Unidos.
Y aún más, contrata a otros tres héroes en horas bajas: al recauchutado pero esplendoroso Mickey Rourke, al todavía ágil pero ajado Jet Li y al imposible Dolph Lundgren, quien diera la réplica a Stallone en "Rocky IV" antes de convertirse en "He-Man" y quien ahora hace sospechar, por lo deformado de sus facciones, que nunca usó un especialista en las escenas de riesgo.
"Los mercenarios" es lo que parece, pero sorprende por llegar un poquito más lejos. Los diálogos son entre nostálgicos e irreverentes. Las situaciones premeditadamente inverosímiles. Y así, los fans se sentirán satisfechos por ver los jirones de sus telas favoritas y el resto no podrá negar el encanto de tan sano ejercicio de autoparodia.
Detrás del circo de viejas glorias, además, tampoco se puede negar a Stallone su buen hacer para el entretenimiento a pesar de (o gracias a) lo absurdo de la trama: "Los indestructibles" tienen que salvar a un país iberoamericano indefinido (tan indefinido que ni su dictador habla castellano con fluidez) de las garras de un ambicioso magnate, interpretado por el que faltaba: Eric Roberts.
La chulería y el deje fanfarrón de los diálogos, así como ese machismo casi "kitsch", están más que conseguidos. Incluso se puede transigir con el hecho de que Stallone se haya reservado su faceta de galán tan difícil de creer hoy en día.
Y, puestos a creer, "The Expendables" consigue convencer incluso de que es una película amena y divertida. Hay que decirlo en voz baja, para que toda la "troupe" no se lance a hacer secuelas en los años sucesivos.
Pero, entendiéndola como un repunte atípico en las carreras de todos ellos, hay que reconocer que esta película es digna como pocas y divierte como casi ninguna.
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