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Muestra en la Filmoteca Española de Luis Buñuel

La exposición 'México fotografiado por Luis Buñuel' pretende dar a conocer esta parte inédita de la obra del cineasta español.

MADRID, ESPAÑA.- Playas y junglas, bosques y desiertos, todos cerca de algún lugar. Así eran los “exteriores” que Luis Buñuel atrapó con su cámara Leica en México para hacer sus películas, imágenes que han sido recuperadas en una muestra por la Filmoteca Española para homenajearle en el vigésimo quinto aniversario de su fallecimiento.

La exposición México fotografiado por Luis Buñuel pretende dar a conocer esta parte inédita de la obra del cineasta español. En total se exhiben 84 fotografías que muestran la minuciosidad con la que hacía sus localizaciones, muchas con anotaciones manuscritas en el reverso, la mayoría indicando el lugar al que corresponden, pero también otras en las que menciona el título de la película e incluso a qué escena corresponde.

Según apunta Elena Cervera, comisaria de la muestra, “Buñuel llegó a México en 1946, casi por casualidad, después de haber pasado por una serie de tribulaciones, y en un momento en que se encontraba sin trabajo ni patria, este país lo acogió y le ofreció trabajo, lo que le permitió realizar el cine que todos conocemos. Aquí se instaló y residió hasta su muerte, en 1983. Entre 1947 y 1965 filmó en México 20 películas”. De éstas, se han encontrado en los fondos de la Filmoteca Española fotografías de localizaciones de 12 cintas.

La colección de la que parte la exposición México fotografiado por Luis Buñuel consta de cerca de mil imágenes que forman parte del legado del cineasta y que fue adquirida por el Ministerio de Cultura de España y asignada a la Filmoteca de este país europeo. Muchas de estas fotografías rescatan la cara artística más oculta de Buñuel y aportan importantes datos para conocer mejor su obra, cómo realizaba su trabajo, cómo lo preparaba, qué lugares le interesaban o cuál era su mirada.

Cervera señala que “en las fotografías tomadas por Buñuel se retratan muchos Méxicos”, tantos como los que se pueden contemplar en sus películas, desde las selvas tropicales a los manglares de Acapulco, pasando por los parques, los cementerios o las calles del Distrito Federal; desde las mansiones burguesas como la de El ángel exterminador (1962) y las ricas haciendas como la de Abismos de Pasión (1953) hasta los humildes jacales de Los olvidados (1950); desde los barrios ricos de Él (1953) hasta los pueblos humildes de Nazarín (1958).
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