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Mónica Naranjo se adueña de su futuro

La cantante española retoma su carrera luego de siete años de ausencia en el país. Su presente lo califica como un episodio de valentía

MADRID, ESPAÑA.- Entre la Mónica Naranjo veinteañera y la de 35 años que vuelve a la música luego de un lustro de retiro voluntario hay algunas diferencias: “Había decidido abandonar la música porque dejó de tener sentido para mí y me fui con la incertidumbre de no saber si volvería”.

En el camino de regreso perdió su “inocencia”. Pero ganó experiencia (impuso dos condiciones para recontratarse con Sony: que su primer disco fuera un concierto sinfónico y que se grabara en el Distrito Federal). Es por ello que se presentará en el Teatro de la Ciudad tras siete años de no presentarse en México con su gira Adagio para interpretar sus canciones más populares, acompañada por músicos filarmónicos. “Mi formación es clásica, estudié en conservatorio y me apetecía regresar a ello”.

Mónica viene en plan de reconciliación con el público mexicano, luego de las declaraciones que hizo a finales de los años noventa a la revista Rolling Stone. Aquella vez dijo que ella había revolucionado el mercado musical mexicano, donde sólo se escuchaban rancheras y norteñas.

Desde aquella supuesta declaración en la que menospreciabas el ambiente musical de México, tu relación con el público de aquí ha sido amor de lejos.

“Es que uno tiene que sobrevivir a los personajes, incluso a los que uno mismo inventa. Cuando regresé a la industria quedó clarísimo que había superado lo de los personajes. Y aquella cuestión con México la asumo como una de las cosas de la vida, a todos nos toca vivir cosas indigestas en algún momento y ésta fue una de ellas”.

Ahora vendes más discos en España que en México. ¿Qué se siente ser profeta en su tierra?
“Me siento realizada, pero siempre me he considerado artista mexicana. Siendo española soy artista mexicana. Y podríamos decir que he conquistado España”.

“Tarántula” no alcanzó Disco de Oro en México, ¿merecía una mejor suerte?
“No hemos terminado con él. Seguramente lo alcanzaremos. El problema es que no he tenido la oportunidad de hacer promoción. Los últimos siete años han sido una vorágine en España, un despertar inusitado porque edité el disco de manera independiente y de pronto me encuentro otra vez firmando contrato con la disquera que grabó mi primer disco”.

Visto a la distancia, ¿qué tienes a tus 30 que no tuviste en los 20?
“Las experiencias son las que te curten. A mí me han pasado cosas muy duras y otras muy buenas. Si lo ponemos en una coctelera, el resultado es una persona que sabe lo que quiere o lo que no quiere. Y lo que quiero es ser feliz, sentirme realizada pero con equilibrio. A los 20 años le haces caso a los cuatro sinvergüenzas que te dicen que tu carrera es lo primero, pero no es cierto, te engañan porque cuando llegas a casa te sientes sumamente vacía y fría y no tienes ni un perro que te ladre. Con 30 años sé que una carrera no te da calor y que no se va a tomar una cerveza contigo cuando necesitas un amigo. Para mí, el trabajo no es lo primero, lo primero soy yo”.

En tu página defines cada disco como una época, “Tarántula” es “la libertad”. ¿De qué cadenas te has liberado?
“Cuando decidí dejar la música pedí mi carta de retiro a la disquera y me la negaron durante dos años. Pero aproveché ese tiempo para empezar a vivir, descubrir a mi familia, cuidar a mi hijo. Una noche mi esposo me dijo: ‘Yo respeto cualquier decisión siempre y cuando la tomes desde el sentido común’. En ese momento me di cuenta de que yo no quería llegar a los 40 con la frustración de no hacer música”.

El disco “Chicas malas” aparece en la etapa que defines como “la imposición”. ¿Qué te faltó en aquella época para sobreponerte a ella?
“Coj... Perdón por ser maleducada pero esos me faltaron, para negarme a hacer algo que yo no quería aunque me prometiera el oro y el moro, pero supongo que hubiera provocado un Golpe de Estado en la antigua Sony y supongo que estaba cansada de ir siempre contracorriente. Ahora no lo aceptaría, aunque me prometieran que venderé millones de copias”.

Ese mismo disco tuvo una versión en inglés que calificas como “waste of time” (pérdida de tiempo).
“Nunca recuperaré ese tiempo, pero ahora entiendo que hay cosas que no se pueden digerir y que si no puedes tragarlo, no hay que comerlo”.

Al primer disco lo nombras “la inocencia” ¿Ya perdiste tu inocencia?
“¡Desgraciadamente la perdí toda! Es como quien tiene relaciones sexuales por primera vez”.

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