Entretenimiento
Miles aprovechan ocio de lujo en últimas horas del Rock in Rio
El Rock in Rio, se asemeja a un parque temático con una gran oferta de actividades
Rock in Rio Lisboa para aprovechar el lado más ocioso del festival, desde asistir a una boda callejera a dejarse sorprender por un peluquero de renombre o aprender a grafitear muros.
La sexta edición lisboeta termina esta madrugada con la actuación del estadounidense Justin Timberlake después de cinco días de leyendas rockeras como Rolling Stones, Linkin Park o Arcade Fire.
En la recta final, los asistentes organizan su agenda para acceder a algunos de los servicios más codiciados del certamen.
Los más atrevidos optan por lanzarse en tirolina a catorce metros de altura para recorrer 150 metros suspendidos en el aire sobre el escenario principal.
La otra gran oferta es la noria de 27 metros de altura que domina desde los más alto las más de 85 hectáreas de colinas, césped y árboles del Parque Bela Vista de Lisboa.
Cerca de la atracción de feria, las casetas de la "Ciudad Rock" han concentrado a gran parte de los espectadores en sus calles prefabricadas, que emulan barrios de Londres y Dublín con aparentes tabernas y algunos escenarios.
En ellas, la sorpresa de hoy fue la boda de la periodista televisiva portuguesa Joana Latino, que se casó con zapatillas rojas y vestido de los años cincuenta.
Pero lo más desafiante para los espectadores fueron las horas de colas que se necesitan para entrar a una peluquería, conseguir regalos como sombreros o sillas de plástico o entrar a las tiendas.
"Llevamos tres horas en fila para conseguir un corte de pelo", señaló Sara Proenca, de 21 años, en uno de los puestos más concurridos.
Y es que el Rock in Rio, uno de los de mayor asistencia del mundo, se asemeja, abajo de los escenarios, a un parque temático con una gran oferta de actividades, puestos de comida y espectáculos callejeros.
Por ejemplo, bailarines de "break dance" compitieron en un escenario que representaba el Bronx de Nueva York y músicos celtas con faldas escocesas animaron la tarde a niños con violines y acordeones.
Los grafiteros portugueses João Completo e Ivo Carvalho ofrecieron cada día una nueva prueba de su arte en los muros de la "Street dance".
A la oferta habitual de comida rápida, el festival añadió cocina de chefs portugueses, así como zonas de descanso con cómodos sofás y ambientación.
Arriba de los escenarios, el exitoso modelo de festival sigue con conciertos masivos y buenas dosis de decibelios que hacen vibrar el suelo lisboeta.
El Rock in Rio cumple este año su décimo aniversario en Lisboa y se trasladará el próximo mayo a Las Vegas en la que será su primera edición estadounidense.
Fuentes de la organización estiman que más de 300 mil personas habrán pasado por el festival al cierre, de los que cerca de 90 mil se concentraron el día del concierto de Rolling Stones.
LISBOA, PORTUGAL (01/JUN/2014).- Miles de personas apuran hoy las últimas horas del
La sexta edición lisboeta termina esta madrugada con la actuación del estadounidense Justin Timberlake después de cinco días de leyendas rockeras como Rolling Stones, Linkin Park o Arcade Fire.
En la recta final, los asistentes organizan su agenda para acceder a algunos de los servicios más codiciados del certamen.
Los más atrevidos optan por lanzarse en tirolina a catorce metros de altura para recorrer 150 metros suspendidos en el aire sobre el escenario principal.
La otra gran oferta es la noria de 27 metros de altura que domina desde los más alto las más de 85 hectáreas de colinas, césped y árboles del Parque Bela Vista de Lisboa.
Cerca de la atracción de feria, las casetas de la "Ciudad Rock" han concentrado a gran parte de los espectadores en sus calles prefabricadas, que emulan barrios de Londres y Dublín con aparentes tabernas y algunos escenarios.
En ellas, la sorpresa de hoy fue la boda de la periodista televisiva portuguesa Joana Latino, que se casó con zapatillas rojas y vestido de los años cincuenta.
Pero lo más desafiante para los espectadores fueron las horas de colas que se necesitan para entrar a una peluquería, conseguir regalos como sombreros o sillas de plástico o entrar a las tiendas.
"Llevamos tres horas en fila para conseguir un corte de pelo", señaló Sara Proenca, de 21 años, en uno de los puestos más concurridos.
Y es que el Rock in Rio, uno de los de mayor asistencia del mundo, se asemeja, abajo de los escenarios, a un parque temático con una gran oferta de actividades, puestos de comida y espectáculos callejeros.
Por ejemplo, bailarines de "break dance" compitieron en un escenario que representaba el Bronx de Nueva York y músicos celtas con faldas escocesas animaron la tarde a niños con violines y acordeones.
Los grafiteros portugueses João Completo e Ivo Carvalho ofrecieron cada día una nueva prueba de su arte en los muros de la "Street dance".
A la oferta habitual de comida rápida, el festival añadió cocina de chefs portugueses, así como zonas de descanso con cómodos sofás y ambientación.
Arriba de los escenarios, el exitoso modelo de festival sigue con conciertos masivos y buenas dosis de decibelios que hacen vibrar el suelo lisboeta.
El Rock in Rio cumple este año su décimo aniversario en Lisboa y se trasladará el próximo mayo a Las Vegas en la que será su primera edición estadounidense.
Fuentes de la organización estiman que más de 300 mil personas habrán pasado por el festival al cierre, de los que cerca de 90 mil se concentraron el día del concierto de Rolling Stones.
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