Entretenimiento
Michael Moore se ríe del capitalismo
El realizador critica el sistema financiero estadounidense en su documental más reciente
Michael Moore en el
Festival de Venecia. Lo que es nuevo es su documental, donde se lanza a la yugular del capitalismo “malvado” e inhumano.
Los rostros desesperados de las víctimas de la reciente hecatombe financiera en Estados Unidos (pero que ha repercutido en todo el mundo), que perdieron sus casas o el trabajo de una vida, son el documento más impactante de la denuncia presentada por Moore en el documental Capitalism: a Love Story.
Para el director de la eterna gorra de Masacre en Columbine y Fahrenheit 9/11, “el capitalismo es malo y no se puede reformar” y el “libre mercado” en realidad es un sistema para “robar” a los trabajadores y garantizar que el 1% de la población de Estados Unidos mantenga su riqueza, mientras el 99% se empobrece día por día.
El documental, que dura dos horas y que será estrenado en Estados Unidos el próximo 2 de octubre, acusa a los poderosos bancos norteamericanos de Wall Street (como Goldman Sachs, Citybank, Morgan) de haber organizado un verdadero “golpe de Estado financiero” poco antes de las elecciones presidenciales estadounidenses.
Los poderosos banqueros, muchos de ellos miembros de la administración del ex presidente George W. Bush, inventaron el mecanismo para quedarse con los 700 millones de dólares que el Estado aprobó para salvarlos de la crisis económica, mientras la clase media pierde sus propiedades y garantías. “Se necesita un control mayor del mundo de las finanzas y el capitalismo”, pide Moore, para ellos “lo único importante es estar en el poder”, dice.
El cineasta termina por empaquetar la sede de Wall Street con la clásica cinta amarilla con el lema “escena de un crimen, no pasar”.
Cruda realidad
Montado con ritmo veloz que ha impreso en varios de sus trabajos, alimentado por divertidos comentarios e imágenes de películas y propagandas viejas, Moore entrevista a ancianos desalojados de sus casas, la mayoría resignados con su destino, a familias que viven en camionetas, a gente de color desempleada y hasta a pilotos de avión mal pagados.
“En Estados Unidos cada siete segundos y medio una familia es desalojada de su casa y 14 mil pierden su empleo al día”, contó el cineasta en una charla con el público organizada previa a la proyección celebrada ayer en Venecia.
“El capitalismo es injusto”, recalca el irreverente documentalista, que desde hace 20 años denuncia los grandes males de su país, empezando con Roger and Me, sobre el cierre de General Motors, donde trabajó su padre por más de 30 años, pasando por la guerra en Iraq y el sistema sanitario estadounidense.
Con su estilo implacable y su cara de “señor bonachón”, Moore revela a través de irónicas lecciones, un sistema económico que ha legalizado la estafa y permitido que las empresas ganen millonarias sumas con los seguros de vida que estipulan secretamente en caso de muerte de sus empleados más jóvenes, sin cubrir a los familiares.
La prudencia parece ser la posición, en cambio, sobre el nuevo presidente demócrata Barack Obama.9
El filme se cierre con las notas de la Internacional en versión jazz, para pedir una “verdadera democracia” contra el “capitalismo obsceno e inmoral”, que hasta la Iglesia Católica estadounidense condena en la cinta.
ESTADOS UNIDOS.- La película ya es conocida: Aplausos y reflexión para
Los rostros desesperados de las víctimas de la reciente hecatombe financiera en Estados Unidos (pero que ha repercutido en todo el mundo), que perdieron sus casas o el trabajo de una vida, son el documento más impactante de la denuncia presentada por Moore en el documental Capitalism: a Love Story.
Para el director de la eterna gorra de Masacre en Columbine y Fahrenheit 9/11, “el capitalismo es malo y no se puede reformar” y el “libre mercado” en realidad es un sistema para “robar” a los trabajadores y garantizar que el 1% de la población de Estados Unidos mantenga su riqueza, mientras el 99% se empobrece día por día.
El documental, que dura dos horas y que será estrenado en Estados Unidos el próximo 2 de octubre, acusa a los poderosos bancos norteamericanos de Wall Street (como Goldman Sachs, Citybank, Morgan) de haber organizado un verdadero “golpe de Estado financiero” poco antes de las elecciones presidenciales estadounidenses.
Los poderosos banqueros, muchos de ellos miembros de la administración del ex presidente George W. Bush, inventaron el mecanismo para quedarse con los 700 millones de dólares que el Estado aprobó para salvarlos de la crisis económica, mientras la clase media pierde sus propiedades y garantías. “Se necesita un control mayor del mundo de las finanzas y el capitalismo”, pide Moore, para ellos “lo único importante es estar en el poder”, dice.
El cineasta termina por empaquetar la sede de Wall Street con la clásica cinta amarilla con el lema “escena de un crimen, no pasar”.
Cruda realidad
Montado con ritmo veloz que ha impreso en varios de sus trabajos, alimentado por divertidos comentarios e imágenes de películas y propagandas viejas, Moore entrevista a ancianos desalojados de sus casas, la mayoría resignados con su destino, a familias que viven en camionetas, a gente de color desempleada y hasta a pilotos de avión mal pagados.
“En Estados Unidos cada siete segundos y medio una familia es desalojada de su casa y 14 mil pierden su empleo al día”, contó el cineasta en una charla con el público organizada previa a la proyección celebrada ayer en Venecia.
“El capitalismo es injusto”, recalca el irreverente documentalista, que desde hace 20 años denuncia los grandes males de su país, empezando con Roger and Me, sobre el cierre de General Motors, donde trabajó su padre por más de 30 años, pasando por la guerra en Iraq y el sistema sanitario estadounidense.
Con su estilo implacable y su cara de “señor bonachón”, Moore revela a través de irónicas lecciones, un sistema económico que ha legalizado la estafa y permitido que las empresas ganen millonarias sumas con los seguros de vida que estipulan secretamente en caso de muerte de sus empleados más jóvenes, sin cubrir a los familiares.
La prudencia parece ser la posición, en cambio, sobre el nuevo presidente demócrata Barack Obama.9
El filme se cierre con las notas de la Internacional en versión jazz, para pedir una “verdadera democracia” contra el “capitalismo obsceno e inmoral”, que hasta la Iglesia Católica estadounidense condena en la cinta.
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