Entretenimiento
Maya Zapata mira al Sur
La actriz habla del cine latinoamericano, de la televisión alternativa y de darle nombre a los problemas para entonces trabajarlos
Decía pues Humberto Busto que le encantaba la luz de Maya Zapata, una actriz a la que le gustaría regresar el tiempo de la Conquista para conciliar los mundos.
Una bruja morena que quiere el entendimiento y que participó en la serie Soy tu fan, producida por Canana FOX y Canal Once, dirigida por Mariana Chenillo, Gerardo Naranjo y Álvaro Hernández.
Soy tu fan nació “un poco underground, iba a ser la serie alternativa y ándale que entonces resulta que a la gente le gustó un producto y que lo consumen muchísimo, sobre todo jovencitos de 15 años que no era el target”, cuenta en entrevista.
La serie ha puesto en boca de todo México la labor de Ana Claudia Talancón como productora y la importancia de cuentos verdaderos.
Va y viene
Maya se fue a Sudamérica a vivir el amor y a trabajar. Va y viene. Viene y va. Quiere hacer teatro. Ella escoge lo que hace y no se quiere quedar con las ganas de nada. “Quiero producir, crear, y no sólo por pensar en mí, siempre estoy pensando en otros”.
Participó en películas como Gringo viejo, Santitos, La misma Luna y Casi divas, entre varios filmes más. “Me interesa seguir trabajando fuera de México, pero hacia el Sur no hacia el Norte”, señala, y habla de Perú, de Brasil y de Chile, de los jóvenes de Chile, de la dictadura y de cómo la historia social de un país define a su generación hasta las últimas consecuencias y entonces habla de Latinoamérica. “Me parece que los cineastas chilenos son una joya, están haciendo un gran trabajo por la cinematografía latinoamericana”.
— ¿Cuál es el vínculo entre el cine mexicano y el chileno?
— Yo sí creo que a excepción de Brasil, todos los demás países somos una misma industria tratando de hacerla crecer. Hablamos el mismo idioma, aunque los chilenos hablen un idioma muy particular, son los eternos Peter Panes de Latinoamérica, hablan muy chistoso, como que nunca aprendieron a terminar de hablar bien. (...) Estamos intentando hablar de temas que nos competen y cuando funciona eso suceden cosas maravillosas. El problema es cuando intentamos copiar un lenguaje que no conocemos a ciencia cierta. Es decir, el lenguaje cinematográfico gringo. Ellos inventaron este lenguaje y hace que sus películas funcionen muy bien. Tratamos de copiar un fórmula sin entender que no hay fórmula, si no que en realidad estamos hablando de un lenguaje distinto. (…) Nosotros queremos copiar esa fórmula, pero tendríamos que comenzar por tener super bien estudiado el tema, conocer a profundidad lo cinematográfico y crear el propio lenguaje, como lo hemos hecho, y ser lo más fieles a la historia que queremos contar y no traicionarnos en el intento por hacer una película comercial.
— ¿El cine latinoamericano son las historias que queremos contar?
— El cine latinoamericano son muchas cosas: Primero entender lo que nuestro pueblo quiere ver, conocer a nuestro pueblo. Un cineasta tiene en su carrera la posibilidad de hacer una y si le va bien, dos películas, entonces siempre quiere contar una historia muy personal que probablemente va a tener este feeling inigualable de los primeros autores, pero claro… entonces no van a poder desarrollar un talento cinematográfico pulido porque no está practicando.
— Claro, como sucede con el actor.
— De repente lo que pasa con el cine latinoamericano es que queremos ser únicos y queremos contar nuestra historia cueste lo que cueste. Y como probablemente no vuelvas a hacer otra película, la frustración es muy profunda y ya no podemos hablar de una industria. Estamos en función de los cineastas y no del público.
— Se vuelve endogámico.
— Exactamente. No puedes hacer una industria desde esa endogamia. Tienes que salir y entender a esos que reciben tu arte, para los que están hechas las películas. Siempre existirán esos espacios de cine de autor, películas de arte que son una joya, pero luego me parece que son un poquito una trampa. Yo he escuchado muchas veces cómo catalogan a las películas como la que se va a los festivales o la cinta que llega a las salas. Entonces pareciera que son dos públicos distintos, uno no tiene reglas (que es el cine de arte), y puede ser que en Cannes les parezca increíble, pero esas películas nunca van a llegar al público masivo que las puede degustar, pero para trabajar en el otro lado hay que conocer el lenguaje y entenderlo super bien.
— Hablemos de la televisión, ¿la importancia de este medio en México?
— Si tú vas a cualquier país y ves su televisión, te das cuenta qué onda con ellos. En México tenemos un Televisa y un TV Azteca que pueden no gustarte, pero dentro de esos mismos canales siempre hay un espacio para propuestas alternativas. Y también tenemos espacios como Canal 40, Canal Once y Canal 22, que son para esas personas que no tenemos ganas de ver programas de concursos y telenovelas. Somos un país diverso y dentro de su diversidad hay gente muy necesitada de una tele diferente. Antes estaban muy estereotipados los objetivos de cada una de las televisoras, creo que Canal Once rompió sus barreras y no sólo eso sino que demostró a las grandes televisoras que se puede hacer buena televisión y tener buen rating. México tiene una buena televisión, independientemente de las telenovelas.
— El Patio de tu casa es México, ¿cómo está?
— Creo que México en este momento está muy adolorido por todas las cosas que están pasando. La mayoría de la gente está cansada de esto, pero no tenemos idea de qué hacer. Son muchos años de historia, de abuso pasivo, porque no hemos tenido guerra, nunca hemos tenido dictadura abierta, nunca se supo que hubiera comandos abiertos y asesinatos. Nunca hubo una violencia abierta que nos hiciera saber qué hacer ante el hartazgo del abuso de poder. Sí ha habido un abuso constante en dosis pequeñas, que no tienen otro nombre más que corrupción, ingobernabilidad, impunidad, palabras que ya sabemos pero que al final eso no te da un nombre, no se llama guerra, no se llama dictadura, no se llama socialismo, comunismo. No tiene nombre. Qué haces con todo eso que tiene subtérminos pero que no sabemos cómo resolver y remediar.
— A partir de nombrar las cosas empiezas a trabajarlas…
— Duele ver este país y no poder hacer nada. Te sientes impotente de ver la cantidad de noticias todas las mañanas de cualquier cantidad de muertos, pero no estamos en guerra… Nuestro problema no tiene nombre.
— ¿No estamos en guerra?
— Estamos en guerra.
— ¿Quien sí para la silla presidencial?
Carmen Aristegui. Necesitamos una mujer inteligentísima, valiente como ella. No hay otra.
Dolores Tapia
POR CIERTO
Un poco de Maya
La actriz ha trabajado desde niña en los escenarios, y aunque sus participaciones en cine se dieron desde hace 10 años con el filme De la calle, no fue hasta 2007 con cinta La misma Luna con la que empezó a ganar notoriedad y al año siguiente con Casi Divas. Programas como Ellas son... la alegría del hogar y Soy tu fan la han posicionado en la pantalla chica.
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