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¡Manos arriba!
Asalto al cine, la opera prima de Iria Gómez Concheiro, lanza una dura mirada a la delincuencia y la soledad
La novel cineasta eligió Asalto al cine como su primera película porque le parecía que en algún medio se tenía que contar el drama que vive la juventud mexicana. Y para darle credibilidad, la directora y su equipo de producción se fueron muy lejos de la comunidad de los foros para rodar en el concreto salvaje de la Colonia Guerrero en la Ciudad de México.
Gómez Concheiro, quien llevó esta cinta al Festival de Sundance, donde impresionó a la crítica, señaló que ella tenía “una gran inquietud de mostrar la falta de espacios que hay hacia la juventud en las grandes ciudades de América Latina, por no decir de todo el mundo, pues es un tema casi universal. Por falta de espacios me refiero a que no hay espacios educativos, no hay espacios laborales, recreativos, de encuentro. Vivimos en ciudades que ponen a los jóvenes en una situación absolutamente vulnerable y son ellos los que son blanco de ataque por su edad”.
Sin pretender dar una lección o moraleja, la directora señala que con Asalto al cine lo que busca es la reflexión del espectador sobre la falta de atención que hay hacia los jóvenes en la sociedad.
Infierno callejero... y familiar
La película no toma el camino fácil de culpar “a la calle” de todo lo que le ocurre a los cuatro protagonistas. Gómez Concheiro recuerda que muchos de los problemas que resquebrajan la voluntad de los adolescentes se dan justamente en el hogar. “Muchos jóvenes no tienen un espacio dentro de casa, hay una ausencia de la figura paterna en la película que lo refuerza. Los actores no tuvieron dificultad en conectarse con los personajes porque hubo un grito que necesitábamos expresar a través de ellos”.
Si bien la película contó entre sus protagonistas con actores de experiencia (pese a su juventud), como Gabino Rodríguez y Juan Pablo de Santiago, hubo otros jóvenes sin experiencia en el cine, como Paulina Ávalos y Ángel Sosa, quienes conocen bien la realidad que se vive en las calles de la Ciudad de México. “Los protagonistas estuvieron trabajando mucho tiempo juntos, buscamos que en pantalla se viera esta relación profunda, que se sintiera que eran amigos desde niños y que tuvieran esa frescura no impostada como vemos de pronto en el cine mexicano y de la cual estoy agotada”.
Roberto Fiesco, productor de la película, se sintió orgulloso del resultado final, y definió Asalto al cine como “una historia apasionante que refleja la realidad urbana y expone, como dijo la directora, la falta de espacio que padecen miles de jóvenes”.
El productor agrega que rodar en las calles del Distrito Federal le proporcionó a la película un extra. “La cinta tenía que rodarse en exteriores como (la delegación) Iztapalapa y en cines reales (la secuencia del robo se llevó a cabo en el Cinépolis Diana de la capital del país). No tuvimos problemas por rodar en la Colonia Guerrero y pensamos que fue un homenaje a la ciudad que tanto amamos. La gente se portó muy bien con nosotros e incluso nos cuidó mucho durante las semanas de trabajo”.
''Abandonar a los jóvenes es abandonar al futuro de México''
Iria Gómez Concheiro, directora
Cosas para contar
57 locaciones
67actores
7 productores rechazaron el proyecto
4 protagonistas
EL INFORMADOR/ FRANCISCO GONZÁLEZ
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