Entretenimiento
'Los niños necesitan su propia televisión': Patricia Arriaga
Estrena la serie 'Kin', la cual toma como pilares el fenómeno del 'bullying', así como la rica historia de los mayas
GUADALAJARA, JALISCO (28/SEP/2015).- Hacer televisión infantil es fácil. Hacer televisión infantil inteligente, con propuesta y que sea capaz de perdurar más allá del relumbrón, ya es otra cosa. Es a esta última a la que le apuesta Patricia Arriaga, productora que hoy estrena la serie “Kin”, a través de la señal de Canal Once, a las 16:30 horas.
“Kin” rompe con el molde de series infantiles. De hecho, a Patricia le gusta considerar la emisión como un experimento donde va a ver hasta qué punto se puede apostar —y sumar— a una fórmula poco explorada, como lo es la televisión pensada especialmente para los niños: “Tiene dos elementos clave —explica en entrevista—, la historia maya y la violencia que se vive en nuestro país”.
Joaquín, un niño fascinado con la cultura maya, es el centro de la historia, el cual será víctima de 'bullying'. Y es esta situación la que desatará una historia que se mueve entre el drama y la fantasía.
El apartado histórico, explica Arriaga “tiene mucho qué ver con mi interés por hacer algo con la cultura maya, que es muy rica. Un amigo historiador me habló de Pakal (gobernante maya), quien ascendió al trono a los 12 años, lo que pienso puede ser de interés para los niños”.
Y lo segundo tiene que ver con un elemento más contemporáneo: “La violencia, esa que azota al país y que está en todas partes. Tiene presencia en los noticieros, en las calles. Y nadie piensa en cómo los niños la procesan, además de enfrentar un problema muy particular: el 'bullying'”.
La nueva ola de televidentes
La realidad de las series infantiles ha cambiado de forma dramática en años recientes. Para Patricia, cuya experiencia en este ramo abarca varias décadas (es creadora de conceptos clásicos como “Bizbirije” y “El diván de Valentina”), se hace televisión para niños sin pensar realmente en ellos.
“Los niños de 10 u 11 años no ven programas infantiles, porque sienten que son sosos o aburridos. Ellos están muy enganchados con dramas de adultos”, explica Patricia, y fue este contexto el que le prendió el “foco” para darle forma a “Kin”.
El experimento de la productora es incluir el punto de vista que tienen los niños sobre la violencia, con la cultura maya. “Todo nos da como resultado una serie infantil, pero con una estructura para adultos, con un fuerte desarrollo de personajes, tensión al final de cada episodio, historias que se van cruzando. No se parece a nada que se haga ahora. Es por eso que lo llamo experimental”.
Con seis meses de grabación en diferentes locaciones (incluyendo la selva yucateca), “Kin” busca convertirse en un parteaguas en lo que refiere a series infantiles, pero, ¿qué tan lejos va a llegar? “Ya no depende de mi, sino de Canal Once”, reconoce Arriaga: “Yo estoy puesta para seguir y profundizar en la trama, pero la palabra final sobre si sigue o no, la tiene el Canal y la audiencia”.
NIÑOS DE ACERO
“Son chiquitos y tuvieron que filmar en cuevas”
Patricia Arriaga tenía la historia perfecta y la producción. El último ingrediente fue el elenco, y ella afirma que dio en el clavo. “Fue espléndido, tanto por parte de los niños como de los adultos con los que trabajamos, todos son muy buenos y talentosos”.
Matías del Castillo (Joaquín), David Caro Levy (Héctor), Rodolfo Calderón (Fausto) y Alejandra Lafuente (Emilia) son los protagonistas infantiles de esta historia.
La productora reconoce que el rodaje era pesado para todos, especialmente para los más pequeños: “Es difícil trabajar con niños, sobre todo porque ellos se cansan ya que están más chiquitos. Por ejemplo, Matías, que hizo a ‘Kin’, muchas veces tuvo que rodar todo mojado, o en cuevas, o en la selva, porque lo quería el papel. Y claro, él fue uno de los muchos que batallaron. Pero al final, más que con niños o adultos, trabajé con profesionales”.
Entre dos tierras
“Kin” cuenta la historia de un niño apasionado por la cultura maya llamado Joaquín (“Kin”), a quien dicho interés y conocimiento le acarrean la animadversión de sus compañeros, quienes deciden jugarle una broma muy pesada, consistente en simular un sacrificio humano dentro de una cueva, donde la víctima es ni más ni menos que el propio Joaquín.
Sin embargo, lo que ninguno sabe es que al hacerlo desencadenarán una serie de eventos imprevistos y llenos de misterio. La simulación del sacrifico lleva a “Kin” al pasado, específicamente al Siglo VII, donde deberá ayudar a un Pakal de 12 años para ascender al trono.
“Kin” rompe con el molde de series infantiles. De hecho, a Patricia le gusta considerar la emisión como un experimento donde va a ver hasta qué punto se puede apostar —y sumar— a una fórmula poco explorada, como lo es la televisión pensada especialmente para los niños: “Tiene dos elementos clave —explica en entrevista—, la historia maya y la violencia que se vive en nuestro país”.
Joaquín, un niño fascinado con la cultura maya, es el centro de la historia, el cual será víctima de 'bullying'. Y es esta situación la que desatará una historia que se mueve entre el drama y la fantasía.
El apartado histórico, explica Arriaga “tiene mucho qué ver con mi interés por hacer algo con la cultura maya, que es muy rica. Un amigo historiador me habló de Pakal (gobernante maya), quien ascendió al trono a los 12 años, lo que pienso puede ser de interés para los niños”.
Y lo segundo tiene que ver con un elemento más contemporáneo: “La violencia, esa que azota al país y que está en todas partes. Tiene presencia en los noticieros, en las calles. Y nadie piensa en cómo los niños la procesan, además de enfrentar un problema muy particular: el 'bullying'”.
La nueva ola de televidentes
La realidad de las series infantiles ha cambiado de forma dramática en años recientes. Para Patricia, cuya experiencia en este ramo abarca varias décadas (es creadora de conceptos clásicos como “Bizbirije” y “El diván de Valentina”), se hace televisión para niños sin pensar realmente en ellos.
“Los niños de 10 u 11 años no ven programas infantiles, porque sienten que son sosos o aburridos. Ellos están muy enganchados con dramas de adultos”, explica Patricia, y fue este contexto el que le prendió el “foco” para darle forma a “Kin”.
El experimento de la productora es incluir el punto de vista que tienen los niños sobre la violencia, con la cultura maya. “Todo nos da como resultado una serie infantil, pero con una estructura para adultos, con un fuerte desarrollo de personajes, tensión al final de cada episodio, historias que se van cruzando. No se parece a nada que se haga ahora. Es por eso que lo llamo experimental”.
Con seis meses de grabación en diferentes locaciones (incluyendo la selva yucateca), “Kin” busca convertirse en un parteaguas en lo que refiere a series infantiles, pero, ¿qué tan lejos va a llegar? “Ya no depende de mi, sino de Canal Once”, reconoce Arriaga: “Yo estoy puesta para seguir y profundizar en la trama, pero la palabra final sobre si sigue o no, la tiene el Canal y la audiencia”.
NIÑOS DE ACERO
“Son chiquitos y tuvieron que filmar en cuevas”
Patricia Arriaga tenía la historia perfecta y la producción. El último ingrediente fue el elenco, y ella afirma que dio en el clavo. “Fue espléndido, tanto por parte de los niños como de los adultos con los que trabajamos, todos son muy buenos y talentosos”.
Matías del Castillo (Joaquín), David Caro Levy (Héctor), Rodolfo Calderón (Fausto) y Alejandra Lafuente (Emilia) son los protagonistas infantiles de esta historia.
La productora reconoce que el rodaje era pesado para todos, especialmente para los más pequeños: “Es difícil trabajar con niños, sobre todo porque ellos se cansan ya que están más chiquitos. Por ejemplo, Matías, que hizo a ‘Kin’, muchas veces tuvo que rodar todo mojado, o en cuevas, o en la selva, porque lo quería el papel. Y claro, él fue uno de los muchos que batallaron. Pero al final, más que con niños o adultos, trabajé con profesionales”.
Entre dos tierras
“Kin” cuenta la historia de un niño apasionado por la cultura maya llamado Joaquín (“Kin”), a quien dicho interés y conocimiento le acarrean la animadversión de sus compañeros, quienes deciden jugarle una broma muy pesada, consistente en simular un sacrificio humano dentro de una cueva, donde la víctima es ni más ni menos que el propio Joaquín.
Sin embargo, lo que ninguno sabe es que al hacerlo desencadenarán una serie de eventos imprevistos y llenos de misterio. La simulación del sacrifico lleva a “Kin” al pasado, específicamente al Siglo VII, donde deberá ayudar a un Pakal de 12 años para ascender al trono.
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