Entretenimiento
Los malabares de Roberto Carbajal
El joven regio pisará por primera vez el país como parte del espectáculo Varekai
“El gusto por los malabares me viene de familia, ya son generaciones las que se dedican a esto. Desde niño estaba inmerso en el ambiente del circo, veía a mis papás y tíos hacerlo, usar las clavas, las pelotas, y comencé a imitarlos”, explica Roberto, un joven regio de piel morena y mirada alegre, quien confiesa que, pese a todos los logros, se sigue asombrando de lo que ha alcanzado hasta ahora en su vida.
A veces, afirma, no se la cree cuando piensa que está en el mejor espectáculo circense del mundo. “Cuando me preguntan cómo es ser parte del Cirque du Soleil, yo les digo que es el equivalente a que un futbolista sea parte del Real Madrid o el Manchester United. Es un sueño”.
En Varekai, Carbajal ejecuta un número de casi cuatro minutos donde hace malabares con clavas, pelotas, sombreros y el número estrella: pelotas de ping pong... que domina con su boca. Comenzó usando palomitas, y ya que las dominaba bien, siguió con las pelotas. Es un número que requiere mucha paciencia, práctica y concentración.
Trotamundos
En una compañía que reúne a 23 nacionalidades diferentes, entre canadienses, chinos, rusos, ucranianos, estadounidenses y brasileños, es fácil reconocer a Roberto. Llega a la entrevista con un pants y sudadera de la selección mexicana, además de preguntar cómo va el Cruz Azul, el equipo de sus amores. “Aunque soy de Monterrey, no soy tigre ni rayado, por mi papá le voy a la máquina. Mi familia es muy importante para mí”.
En el escenario, con todo el maquillaje y el traje que usa, tampoco es muy difícil adivinar quién es él. Primero, porque su acto es el único de malabares en el espectáculo. Segundo, por la candela y la actitud desenfadada que le imprime a su número. Le pone ese “algo” que sólo quien tiene la sangre mexicana puede mostrar.
Roberto Carlos debutó en 2003, siendo apenas un niño, como parte del circo Hermanos Bells. En 2005 se integró a Circus de Luis León y en 2006 entró a Circo Dumbar. Con 23 años cumplidos, ha pasado los últimos dos en Soleil.
“Estaba haciendo una serie de presentaciones en Italia cuando me descubrieron. Desde entonces he estado viajando por todo el mundo con Varekai, mejorando mi técnica, aprendiendo, pero extraño México”.
Carbajal es el único mexicano en escena en el show, y es oficialmente al menos, el primer paisano que forma parte de algún espectáculo de Soleil en la actualidad. “Además, en Guadalajara será la primera vez que me presente en México. Se me cumple el sueño de ir a mi país con el Cirque”.
“Mi familia va a viajar de Monterrey a Guadalajara para verme, ellos me apoyan y yo me siento feliz de volver a mi tierra”, explica el regio, quien reconoce que lejos de México “uno extraña muchas cosas. A mi familia, la comida, la gente. Todo eso que dicen que uno añora lejos de su patria, pues es cierto, pero es un sacrificio que vale la pena, me permite planear de cara al futuro”.
Su propia visión
¿Qué cuánto más se va a quedar como parte del Cirque du Soleil? Roberto no lo sabe. No le pone plazos a una experiencia que está disfrutando. Estará cuanto sea necesario, y mientras sienta que sigue creciendo como malabarista. Pero tampoco niega sus propios sueños.
El joven se fue de México para crecer, sí, pero también porque aquí no encontró un futuro promisorio. “En Europa el circo es visto como una expresión cultural de primer orden. Se fomenta, se cuida, se le da apoyo. Francia e Italia son lugares magníficos”.
Carbajal siente que en nuestro país este tipo de espectáculos están olvidados. Reconoce que hay tradición y mucho talento, pero señala que no se fomenta y no se le apoya de ninguna forma.
Por eso, el malabarista sueña con volver un día a su país, y comenzar su propia compañía, incorporando los elementos que ha visto y practicado por todo el mundo. “Quiero montar un circo diferente a lo que se hace aquí, quizás un poco más cercano a lo que se hace en Europa, pero sin olvidar la calidez mexicana”.
Es una meta en un horizonte todavía lejano, reconoce. Lo primordial está a unos cuantos días: su primera visita a México, la primera como parte del Cirque du Soleil. El regreso a la tierra que le enseñó que en la vida todo es cuestión de equilibrio.
CON BUEN SAZÓN
Abdel Soriano, un chef con estilo
Aunque sí es el único mexicano en la pista del Soleil, Roberto no es el único paisano que trabaja en la compañía. El otro está en la cocina: Abdel Soriano Ibarra, chef encargado de la comida de todos los artistas y orgullosamente tapatío.
Abdel estudió gastronomía en nuestra ciudad, y forma parte del circo desde hace dos años, aunque recientemente se ganó su planta en el show, y para él también será la primera visita a la Perla Tapatía como parte del espectáculo. “Trabajar aquí es un sueño, porque no es sólo cocinar, sino una planeación previa e incluso el montaje del comedor”.
Varekai de Cirque du Soleil / Del 14 al 25 de agosto / Explanada López Mateos (esquina Cubilete, junto a Plaza del Ángel) / Boletos de 750 a dos mil 520 pesos
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