Entretenimiento
Lolita Cortés, una mujer sin ataduras
El carácter y profesionalismo de la actriz la han convertido en una figura sólida de la farándula
La actriz comenta que no suele “esperar sentada” a que le lleguen papeles protagónicos. “Si tomas esa actitud, luego te llevas cada golpe. El teatro musical es un estilo de vida: a veces eres estelar y a veces no. Yo disfruto mucho con el papel de Lupita en Mentiras, y estar en Confesiones de mujeres de 30 es mi terapia, donde platico con todas mis compañeras y amigas”.
Respecto al por qué se identifica con el papel de Lupita, Cortés indica entre risas: “Hay una parte en la que el personaje platica que sale con un joven de 18 años, quien la invita a correr y ella ya no puede dar las mismas vueltas que antes. A mí me pasa algo parecido: ya me duele todo cuando corro”.
— ¿No hay nadie especial en tu vida en este momento?
— ¡No, para nada! No salgo con nadie. Me ha ido tan mal, que por ahora estoy dedicada a mis hijos, a la casa, al trabajo. Soy bastante aburrida y tengo temor de salir dañada en una relación.
— ¿Nunca fuiste “Lolita”, al estilo de la novela de Vladimir Nabokov?
—¡Noooo! Bueno, sí, como a los 19 sentí una extraña fascinación por los hombres mayores, pero nunca llevé a cabo esa fantasía.
— ¿Ves “Segunda oportunidad”?
— Procuro no, para no hacer corajes.
— Es bonita la idea de tener una “Segunda oportunidad”, ¿no?
— Como idea es maravillosa, pero en este caso está pésimamente hecha, con pésimos maestros. Se supone que los chavos ya estuvieron encerrados y saben a lo que van. Necesitan maestros profesionales que saquen lo mejor de cada uno y no lo peor, que es lo que está pasando ahí. Me pregunto: ¿dónde están los alumnos que dejé en una gran final? No los veo por ningún lado.
— ¿No te invitaron?
— La empresa avisó que mi personal docente y yo no íbamos, prefiere que seamos exclusivos de La Academia.
— ¿Perteneces al elenco de TV Azteca?
— Soy free lance.
— ¿Televisa te ha invitado a regresar?
— (Risas) ¡Claro que no! En 1997 cuando hice La Bella y la Bestia, me vetaron porque le di una entrevista a Pati Chapoy. Cuando hice Dulce Caridad, me entrevistaron dos días seguidos. Fue como una especie de bienvenida, luego me invitaron a uno que otro programa horrendo de chefs y fui para llevar la fiesta en paz. Pero un día me hablan y me dicen que una de mis participaciones no salió porque ¡no había pedido permiso para volver a trabajar en Televisa! Con el carácter que me cargo, dije: “¡Se acabó, no me interesa!”.
— ¿Por qué renunciaste temporalmente a “La Academia”?
— El día que renuncié, llegué a mi casa más temprano, y mi mamá se extrañó. Ella no lo podía creer y yo tampoco. He llegado a pensar que a Roberto (el profesor que causó el conflicto) lo mandaron a provocarme, pero jamás se imaginaron que fuera a renunciar. Luego hablé con quienes tenía que hablar y les planteé que se iba él o me iba y yo. Y se fue él.
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