Entretenimiento
Lluvia de emociones con Susana Alexander
Entre dos sillas, típicas de una casa con toque femenino, cuatro arreglos flores y a plena luz, apareció en escena la actriz caracterizada como toda una ama de casa
GUADALAJARA, JALISCO.- Reflexión, risas, tristeza y añoranza fueron algunas de las emociones que Susana Alexander logró desbordar entre la audiencia reunida, en su mayoría femenina, que se dio cita en el Teatro Galerías ayer por la noche, en la única función de la puesta en escena Madre sólo hay una y como yo ninguna.
Entre dos sillas, típicas de una casa con toque femenino, cuatro arreglos flores y a plena luz, apareció en escena la actriz caracterizada como toda una ama de casa, para recibir y agradecer al público su presencia. “Gracias por estar aquí, me parece un milagro que la gente salga de sus casas y venga al teatro, gracias por el milagro de su presencia”, apuntó agradecida Susana ante los espectadores, que realizaron una entrada regular al recinto.
Antes de iniciar con la lectura de diversos textos alusivos a la madre, la actriz realizó una introducción cómica para suplicar al público que apagara sus celulares. Posterior a esto, detrás de un atril, Alexander se dispuso a leer e interpretar historias que mostraron la visión de la madre a través de los hijos, así como anécdotas personales con toques chuscos sobre su relación con sus propios vástagos y nietos, mientras que otros momentos se tornaron solemnes al recordar la muerte de sus padres.
Así, a través de 75 minutos sin intermedio, la actriz demostró con su monólogo porqué con puestas en escena humanas, que invitan a la reflexión y comprensión de los valores, logra echarse a la bolsa a audiencias tan diversas. El adiós se tiñó de lágrimas y risas de la actriz.
Los detalles:
* Las luces jamás se apagaron en la sala.
* La mayor parte de los espectadores eran adultos que hicieron conexión con la actriz gracias a la temática de la obra.
* La escenografía fue austera.
* La artista puso una canción al principio y convirtió al escenario en un pequeño departamento.
* Alexander saludó al final y reiteró su agradecimiento al público.
EL INFORMADOR / Michel Freyría
Entre dos sillas, típicas de una casa con toque femenino, cuatro arreglos flores y a plena luz, apareció en escena la actriz caracterizada como toda una ama de casa, para recibir y agradecer al público su presencia. “Gracias por estar aquí, me parece un milagro que la gente salga de sus casas y venga al teatro, gracias por el milagro de su presencia”, apuntó agradecida Susana ante los espectadores, que realizaron una entrada regular al recinto.
Antes de iniciar con la lectura de diversos textos alusivos a la madre, la actriz realizó una introducción cómica para suplicar al público que apagara sus celulares. Posterior a esto, detrás de un atril, Alexander se dispuso a leer e interpretar historias que mostraron la visión de la madre a través de los hijos, así como anécdotas personales con toques chuscos sobre su relación con sus propios vástagos y nietos, mientras que otros momentos se tornaron solemnes al recordar la muerte de sus padres.
Así, a través de 75 minutos sin intermedio, la actriz demostró con su monólogo porqué con puestas en escena humanas, que invitan a la reflexión y comprensión de los valores, logra echarse a la bolsa a audiencias tan diversas. El adiós se tiñó de lágrimas y risas de la actriz.
Los detalles:
* Las luces jamás se apagaron en la sala.
* La mayor parte de los espectadores eran adultos que hicieron conexión con la actriz gracias a la temática de la obra.
* La escenografía fue austera.
* La artista puso una canción al principio y convirtió al escenario en un pequeño departamento.
* Alexander saludó al final y reiteró su agradecimiento al público.
EL INFORMADOR / Michel Freyría
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