Lily Allen, la diva virtual
Con un estilo desenfadado al cantar y en su vida en general, se ha ganado un lugar en la escena musical de la actualidad
La joven nacida en Inglaterra y procedente de una familia de artistas (su mamá es productora de cine) tenía como hobby cantar y como miles de chicas en todo el mundo, subió varias de sus canciones y videos de la calidad propia de un aficionado a internet.
Lo que ocurrió después se puede catalogar como un fenómeno propio de la era de la información. La música de Allen viajó de computadora en computadora hasta llegar a los oídos de un programador de radio en Inglaterra, que le abrió un espacio en la frecuencia británica. “Comencé a escribir en internet hace mucho y me considero una persona informada de lo que pasa a mi alrededor -explica la cantante sobre su origen en la red- algo que ha muchos ejecutivos de disqueras y críticos les puede molestar, pues sienten como los únicos con derecho de expresar sus ideas. Y a mi me encanta hacerlos enojar”.
Paso a paso con la fama
Con su música sonando en la radio, el esperado cambio de Lily Allen al molde usual de una estrella pop no se produjo. Fue y sigue siendo una mujer amante del futbol, escandalosa y un poco escatológica cuando puede, para fortuna de sus seguidores que ven en ella a una estrella auténtica y para desgracia de sus promotores, que no saben cuando se va a meter en nuevos líos.
“Tener dinero no te da privilegios, no permite comprarte lujos y departamentos”, afirma cuando es cuestionada sobre su posición económica actual, mucho más desahogada que en sus años como estrella de internet: “Ahora puedo decir que vivo mejor gracias a los contratos discográficos, pero vengo de una familia de la clase trabajadora media alta y eso jamás me ha hecho ver la vida de forma trivial ni depresiva. Nunca fui una mujer pobre y no mentiría para ganarme la simpatía de nadie, pero tampoco soy rica”.
Sobre como lidia con la fama y el ser el centro de atención de millones de jóvenes, confiesa que tampoco le ha resultado fácil: “A veces hasta me preocupo. Los fanáticos me dan cosas de mucho valor sentimental o moral y pasan cualquier cantidad de situaciones para dármelas. Entonces yo siento una responsabilidad muy extraña con ellos. ¡Pero no soy una siquiatra! Trato de mantener contacto con algunos y asegurarme de que están bien”. Y es que es famosa por ser una de las pocas artistas que trata de responder los correos electrónicos y cartas de sus seguidores.
Por lo que respecta a ella, sigue en camino de su propia terapia: La música. El pasado turbio de la cantante (que incluye múltiples adicciones y venta de estupefacientes) parece alejarse lentamente, y todo gracias a su decisión de soltar las droga y tomar un micrófono, como lo declaró en una entrevista para el diario argentino El Clarín: “Creo que la música me dio un rumbo en la vida. Era algo que podía hacer y recibir una reacción positiva de la gente. Todo lo que hacía, hasta entonces, provocaba reacciones negativas. La música fue lo primero que hice que le caía bien a la gente”.
La frase.
“Nada en mi carrera es planeado”
EL INFORMADOR/Francisco González