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Lila Downs conquistó a su público del teatro Gran Rex

La cantante combinó la potencia de su voz con los acordes de la música popular mexicana y conquistó a más de tres mil almas en Buenos Aires

BUENOS AIRES.- La cantante Lila Downs combinó la potencia de su voz con los acordes de la música popular mexicana y conquistó así a las más de tres mil almas que además de colmar el teatro Gran Rex de Buenos Aires, la ovacionaron de pie.  

En el primero de los dos conciertos que brindará en esta capital, Downs terminó de enamorar a un público que no quería dejarla ir, y que, seducido, la obligó a volver en tres ocasiones al escenario antes de despedirse.  

La mujer mestiza, de orgullosa sangre mixteca, oaxaqueña, mexicana por su madre y estadunidense por su padre, lloró en un espectáculo en el que el público se mostró incondicional y la acompañó, cantó, bailó y se movió a su ritmo.  

Fue un concierto de 21 canciones que comenzó muy alto, con Lila cantando "El relámpago", de acordes veracruzanos y apareciendo con un traje rojo intenso, un minisarape, botas negras altas y dos largas trenzas.  

Luego siguieron "Agua de rosa", en la que miles de voces la obedecieron para acompañarla en los coros; la romántica "Yo envidio el viento", y la veracruzana "La iguana", que permitió a la artista presumir y compartir las elegantes contorsiones de su cuerpo.  

Entre cambios de rebozos, guitarras y tambores, Downs conmovió con su interpretación de la solemne "La Martiniana" y las movidas e intensas "Justicia" y "Ojo de culebra".  

La aparición de Pedro Aznar para hacer a dueto "Tierra de luz" desató una de las primeras ovaciones de una noche que se convirtió en una verdadera fiesta con la versión lilense de "La cucaracha".  

Llegó entonces el momento de las rancheras, y Downs conmovió con su manera de interpretar "Paloma negra", por lo que el público no tuvo más opción que aplaudirla de pie, y así se quedó para bailar la receta tradicional de "La cumbia del mole".  

Cubierta luego con un rebozo negro, cantó "La llorona", pero no dejó que la solemnidad se impusiera, porque enseguida cambió a la bailable "El perro", con la que intentó comenzar su primera despedida ante los gritos de "no" que le devolvían sus admiradores.  

Faltaba poco para la despedida, y Downs eligió "Soy pescador", la zapoteca "Naila", el divertido "Corrido de Tacha, la teibolera" y la combativa "Una sangre", para tratar de poner fin al "show".  

Dejó el escenario, se encendieron las luces, pero durante algunos minutos arreció el típico "una más y no jodemos más", de los argentinos que se negaban a dejar el teatro y la artista regresó con "El feo", y sólo así la dejaron partir.  
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