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Lejos del dolor

Intenso, honesto y con los sentimientos sanados. Así retoma los escenarios Víctor García, con un quinto disco al que califica como vivencial

GUADALAJARA,JALISCO.- “Uno elige cómo quiere estar. Estoy convencido de que el amor es algo lindo, lo que duele es lo que se desarrolla en torno a ese sentimiento, como la traición. Más vale hablar claro, porque todo se paga, hasta perder el tiempo cobra factura”. Quien habla es Víctor García, que ayer estuvo de visita en nuestra ciudad con motivo de su gira promocional del disco Cuando amar duele, en el que incluye 10 temas, cuatro de ellos compuestos por el artista, siendo esta producción la que considera más honesta, más intensa.

Ahora todo lo que rodea es armónico, asegura, y explica que “este disco está hecho para mí, pero que quiero compartir con todos. Le pedí a la vida claridad, me dije ‘quiero ver luz’, porque la vida es cruda, aunque de uno depende cómo verla. Uno elige”.

El resultado de 18 meses de trabajo ahora está en las tiendas de discos, con un tono má pop, porque cambiar de género es su reto, y con dicho material el nacido en Tampico espera montar un espectáculo para 2010, en el que también incluirá tanto una selección de sus canciones más conocidas como algunas que sólo conocen sus fieles seguidoras.

Entre sus asignaturas pendientes, afirma en entrevista con este diario, se encuentra el trabajar en cine, pues asegura que cuando grababa la telenovela Dos chicos de cuidado al menos le llegaron siete ofertas para hacer una película. “Ya me veía como los Almada tirando balazos (risas). No es cierto, me encantaría algo aspiracional, todo lo que fomente algo positivo, porque eso es lo que me ha funcionado en esta etapa en la que estoy en constante desarrollo integral”.

El año está por concluir, pero Víctor desborda energía. Deja atrás las vivencias dolorosas que derivaron en Cuando el amor duele y apunta que sus experiencias en las telenovelas sólo reafirman que su vida está arriba de un escenario, con su gente, con su música.

Ya no eres “Víctor el de La Academia”, ahora sólo te llaman Víctor García, ¿qué significado tiene en tu carrera?
“De entrada ese es mi nombre, y me llena de satisfacción que ahora me llamen así, aunque nunca me ha dolido el nombre de La Academia, porque con el programa alcancé el reconocimiento. Ahora que me llamen Víctor García significa que se ha hecho un trabajo constante y sólido.

- La radio nunca dejó morir tus canciones, ¿qué pretendes ahora que estás de vuelta?
- Es mi quinto disco, y esta vez no quiero hacer promoción desde una vitrina, quiero estar cerca de mis niñas (como cariñosamente llama a sus fans). Estoy de vuelta en la música, y sin sonar pretensioso, lo repito cuantas veces sea necesario, sabiendo que es un trabajo de todos los días, quiero ser un digno representante de México, y por qué no, uno de los más importantes de Latinoamérica.

- Hablas de colores, ¿de qué color serías en este momento de tu carrera?

- Me gusta el color negro pero con luz, los contrastes entre la oscuridad y la luz, incluso me preguntaron que cuál era mi sabor favorito, y les respondí es el agridulce (risas). Creo en la balanza, y los 10 temas hablan de eso, de sentimientos radicales. Me encanta lo honesto, soy intenso y hablo de sentimientos enfermizos.

- No es la primera vez que abordas sentimientos tan radicales en tus letras, “Ayer pedí” es un ejemplo.
- Sí, la estrofa dice ‘ayer pedí que te murieras’, pero la verdad es que nunca he tenido ese sentimiento tan fuerte, más bien que se muriera pero la relación, que todo acabe ya, porque es angustiante estar en el dilema, porque las cosas pasan sólo si uno quiere, y en este álbum muchos se van a sentir identificados.

- ¿El disco es para hacer una especie de catarsis?

- Es para que no se sientan solos, para que se identifiquen, para que digan al igual que yo, me duele pero sigo vivo, (eleva la voz y dice) me estás escuchando, sigo vivo. Aunque reconozco que mi evolución de macho a hombre ha sido gracias a la mujer.

- ¿Qué significa ser hombre?

- Ser congruente, íntegro, que lo que pienso, lo que siento y lo que hago esté en armonía. El tener
control de mis impulsos, como en el disco.

Altagracia Lizardo Medina
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