Entretenimiento

La fiesta sorpresa de Canal 44

La señal universitaria festejó su segundo aniversario con un concierto que tomó desprevenidos a los paseantes de la zona de Chapultepec

GUADALAJARA, JALISCO (03/FEB/2013).- La llamada Zona Rosa de Guadalajara no conoce el significado de la palabra “paz” cuando el calendario cae en sábado. Los vecinos de la Colonia Americana se resignan a que la belleza de su barrio sea también un imán de actividades culturales de todo tipo. El ajetreo, los ciclistas, los eskatos, malabaristas, vendedores de ocasión, poetas de banqueta, el colapso vial y ambiente festivo es algo con lo que, para bien o para mal, han tenido que aprender a vivir. El pasado fin de semana el pretexto para romper el silencio fue la fiesta del segundo aniversario del Canal 44.

La señal, propiedad de la Universidad de Guadalajara, se tomó el camellón en los cruces de Chapultepec y López Cotilla como salón de fiestas. Allí se montó el escenario, las luces, las tarimas para las cámaras y barras de contención. Todo para celebrar el concierto con el que el canal apagó las primeras dos velitas en su pastel. Y los invitados fueron todos aquellos que quisieran (y pudieran) acercarse a la zona.

Los grupos que amenizaron el festejo de la emisora fueron The Adela Band, Espumas y terciopelo, Rostros Ocultos, Plástiko y Los Afro Brothers. Mucho rock. Mucho funk. De consagrados y debutantes por igual.

La entrada al concierto, si bien libre, fue controlada por la Policía tapatía. Todos los que quisieron acceder tuvieron que pasar por una minuciosa revisión, con detector de metales y basculeada incluida. Una para los hombres. Una fila para las mujeres.

Se permitió el acceso de botellas de agua, pero nada de alcohol y refrescos.

“Casual” 44

Poco a poco el camellón donde se celebró el concierto se fue llenando. Los organizadores esperaban tres mil personas, una cifra que sin duda terminaron rebasando, más por el cartel de grupos, que por  el magnetismo del canal.

Los policías que custodiaban el orden en el acceso al concierto se cansaron de explicar a los curiosos a qué se debía el evento. Con un evidente aburrimiento, repitieron una y otra vez el mismo diálogo: “Es para celebrar el segundo aniversario del Canal 44”.

Pedro Dávalos, visitante frecuente de Chapultepec, fue uno de los sorprendidos. Con su esposa y su hija, el hombre, mayor de 60 años, suele asistir con regularidad los fines de semana a la “zona rosa” tapatía. “Venimos  a ver qué había este sábado, y nos encontramos con esto”, explicó. “Siempre que podemos venimos de paseo, y llegamos desde temprano”, agregó el caballero. Cuando se le cuestionó si estaba familiarizado con la programación del Canal 44, simplemente arqueó las cejas y respondió: “no, es la primera vez que lo escucho”.

Como Pedro Dávalos, fueron varios los que llegaron más por casualidad que por convicción al concierto. Y como él, fueron muchos los que se quedaron, convencidos de que el suculento y sorpresivo platillo sonoro era una buena inversión de ocio en pleno sábado.

Aunque el cartel que armó Canal 44 para su fiesta estaba levemente orientado al rock, el público que asistió no podría englobarse en un grupo específico. La audiencia bien pudo enmarcarse en la expresión tantas veces usada de “hubo un poco de todo”, porque sí, hubo un poco de todo: bebés en carreola, padres correteando a sus hijos, jóvenes que salían de antro, otros que venían de la precopa, los que llegaron por accidente, los gruppies de hueso colorado, los que se sabían las canciones de los grupos, los que fueron a abuchear, mamás que iban por un café y se quedaron, los que iban a ir al gimnasio y se les olvidó, los que querían cruzar la calle y ya no pudieron , eskatos sin espacio para maniobrar, metaleros con gesto de desaprobación, los últimos emos sobre la tierra, hipsters con peinados estrafalarios, niñas bien que no soltaron el celular, los que fueron a bailar como si se terminara el mundo y los que no se movían ni con un terremoto.

Detrás de la fiesta

Fue una noche de música. De temas coreados. De lágrimas derramadas y de agradecimientos para Canal 44. Pero como toda fiesta, tuvo luces y sombras.

Para quienes iban en automóvil, la circulación de Chapultepec de Niños Héroes a Avenida México fue una pesadilla. Los 300 policías desplegados en la zona preservaron la paz entre los asistentes, pero de poco sirvió ante la ausencia de agentes de tránsito. Fueron los propios conductores quienes tuvieron que arreglárselas para encontrarle orden al caos vial.

Otras que sufrieron de lo lindo, y es probable que no vivan para contarla, son las plantas de los camellones de Chapultepec, en especial aquellas que estaban en el camellón custodiado por Juan de la Barrera, justo en el cruce de López Cotilla.

El desfile sobre ellas fue de tacones, tenis, botas y chanclas, que libraron una batalla implacable contra las plantas de Chapultepec, y sí, el calzado fue el vencedor.

Fue notorio que los organizadores no contemplaron proteger la vegetación de la zona, una y otra vez sustituida por eventos similares.

“Sí, si conozco el canal” afirmó Wendy Aceves con una sonrisa, mientras observaba el concierto a lo lejos, lejos de todo, tanto del escenario como de las jardineras y del tráfico. “Sé que tienen una propuesta de noticias muy sólida”, agregó, mientras su esposo observaba el show.

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