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La eterna reinvención de Gabriel Retes

Lejos de pensar en el retiro, el director sigue tras la búsqueda de nuevas historias que pueda narrar en el cine

La eterna reinvención de Gabriel Retes
GUADALAJARA, JALISCO (01/AGO/2010).- Parece que Gabriel Retes tiene ensayada la sonrisa cuando le preguntan en cada rueda de prensa que ofrece ante medios de comunicación si ya contempla el retiro. La respuesta del realizador siempre es la misma: “No, yo voy a la mitad de mi carrera. Llevo 19 películas rodadas y me faltan unas 16 o 17 más”. Luego estalla en una carcajada.

La carrera de Gabriel Retes está llena de momentos complicados y sufridos, aunque eso a él parece no quitarle las ganas de seguir atrás de las cámaras. Le tocó enfrentar la censura eclesiástica con su película Nuevo mundo (1978), cinta que cuestiona el culto a la Virgen de Guadalupe. “Esa película estuvo enlatada décadas, y apenas hace unos años conseguí unas copias para poder exhibirla al fin”, apunta el realizador con cierto aire de amargura, aunque no niega que esos son los momentos que forjan el caracter de un director: La adversidad. Y es que el cineasta es bien conocido en el medio por su caracter combativo y su gusto por obras que cuestionen el orden social.

Al margen de esas etiquetas, el propio Retes se declara como un apasionado por el futbol (dice que juega de “interior izquierdo. Ahora se le llama medio de ataque”), del cine y las mujeres. Otro gran placer en su vida es Guadalajara, ciudad que considera una especie de “talismán de la suerte” y donde el próximo 15 de agosto se proyectará una retrospectiva de su obra, dentro de las instalaciones de la Sala Guillermo del Toro, en el Instituto Cultural Cabañas.

Ahora se encuentra promoviendo su película Arresto domiciliario, que espera llegue pronto a la Perla Tapatía.

— ¿Funcionó estrenar de forma limitada “Arresto domiciliario”?

— Creo que sí, porque a la película le ha ido muy bien. Y lo digo porque la estrené al mismo tiempo que Avatar y se pudo sostener en taquilla, lo que me tiene muy contento. Además, viene a Guadalajara como parte de la retrospectiva de mi obra.

— Los últimos años han sido turbulentos para el cine mexicano. Se crea más, es más caro y se polemiza mucho en su entorno, ¿cómo lo percibe usted?

— Goza de cabal salud. Afortunadamente nos logramos recuperar como industria y ahora se vuelven a hacer entre 60 y 70 películas al año, lo que nos convierte en uno de los 12 o 15 países con cinematografías más importantes y dinámicas. Está volviendo el español a nuestras salas, a nuestras caras, a nuestras circunstancias.

— ¿Entonces ya se puede hacer un diagnóstico positivo sobre la salud del Séptimo Arte nacional?

— No del todo. Seguimos batallando contra los exhibidores por las pantallas. También contra el hecho de que hace 20 años, cuando teníamos el 50 por ciento de los espacios en salas, entró en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y nos quitó casi todos los lugares. A pesar de todo, están surgiendo nuevas generaciones y los ya mayores no dejamos de rodar. Acaban de filmar Jorge Fons, (Felipe) Cazals, Arturo Ripstein. De alguna manera ahora estamos en condiciones de defender nuestro espacio.

— Se habla mucho del renacimiento del cine en México a finales de la década pasada, de la llegada de nuevos talentos e historias frescas, ¿no hubo nunca una fricción con quienes venían haciendo cine antes, como usted, Fons o Cazals?

— Creo que el gremio ahora está bastante unido. Mis colegas acuden a mis estrenos, critican mi trabajo bien o mal porque a eso estámos expuestos. También hay grandes trabajos de personas con mucho talento, como Alejandro González Iñárritu, Guillero del Toro y Alfonso Cuarón. Lo que tenemos ahora es una base de cineastas que no paramos de hacer lo que nos gusta, ya no somos peliculeros. Hay una pléyade de creativos que creen que el cine sirve para mucho más que para divertir.

— ¿Qué planes tiene en puerta para celebrar que se encuentra a la mitad de su carrera?

—(Risas). Tengo tres proyectos. Tuve la suerte de encontrar la buena (historia) porque cuesta trabajo, lágrimas, sudor y desvelos. Se llama A fin del cine, y esta es la primera vez que la menciono. Me tomó 15 años escribirla y ahora creo que tengo el mejor guión que he escrito en mi vida. Mis colegas me han dicho que es espectacular, que tengo que filmarla ya, pero estoy buscando recursos.

También tengo una adaptación moderna del Quijote y otra película que se llama Las esquinas del círculo, aunque esa tardará un poco más en cuajar, porque voy a necesitar que sea una coproducción entre varios países.
Juan Francisco González Rodríguez

''Si no hay el elemento lúdico en el cine, no vale la pena hacerlo''
Gabriel Retes,
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