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La distribución, el hoyo negro del cine mexicano
Cineastas, expertos y distribuidores se debaten sobre cómo apoyar al Séptimo Arte
Desde hace más de 10 años que el Imcine comenzó a implementar diversos tipos de apoyos para aumentar la producción nacional. Ésta se ha recuperado notoriamente después de atravesar por un estado crítico en la década de los noventa, cuando se llegaron a realizar menos de 10 filmes anuales.
La Ley Federal de Cinematografía define en su artículo 16 a la distribución como “la actividad de intermediación cuyo fin es poner a disposición de los exhibidores o comercializadores, las películas cinematográficas producidas en México o en el extranjero, para su proyección, reproducción, exhibición o comercialización, en cualquier forma o medio conocido o por conocer”.
La letra es clara. La realidad tiende a volverse muy borrosa. La directora tapatía Kenya Márquez estrenó comercialmente su ópera prima Fecha de caducidad el año pasado. Sostiene que la distribución y todo lo que ello implica (realización de copias, negociaciones con exhibidoras y promoción) es el problema más grave del cine nacional. “Es por todo: por los hábitos que tienen los espectadores de no ver cine mexicano y por cómo está conformada la legislación mexicana, ya que no hay ninguna ley que favorezca al cine nacional en la etapa de distribución, sino todo lo contrario”.
2013, el año de los récords
En 2013 se escribió un nuevo capítulo en la historia del cine nacional. No se aceptan devoluciones recabó más dinero y reunió más espectadores que todas las producciones nacionales juntas del año anterior. La cinta protagonizada por Eugenio Derbez sumó 15 millones 190 mil asistentes y obtuvo ganancias por arriba de los 600 millones de pesos (MDP).
Meses antes, Nosotros los Nobles también hubiera abatido récords al sumar 340 millones de pesos y más de siete millones de espectadores, mientras “Amor a primera visa” consiguió agenciarse 92 MDP.
En cambio, Colosio. El asesinato, la cinta más exitosa de 2012, recaudó sólo 56 millones de pesos. Once años atrás, El crimen del padre Amaro tenía el primer lugar nacional en taquilla con 162 millones de pesos.
“Yo creo que estas nuevas películas echan abajo cualquier teoría de la conspiración. El público mexicano va o no a ver una película que le pueda interesar”, anota Juan Carlos Lazo, director general de la distribuidora Twentieth Century Fox.
Los récords de Derbez tampoco cambian una tendencia que parece difícil de modificar a corto plazo. El cine mexicano acaparó apenas 10.9 por ciento de las ganancias totales de los estrenos y 12.7 por ciento de la asistencia a los cines en 2013, de acuerdo con los cálculos de Canacine.
El director de Relaciones Institucionales de Cinépolis, Ramón Ramírez, coincide: “Se encontraron fórmulas que sí gustaron al mexicano común y corriente, y vino a romperse la imagen que se sentía del cine mexicano triunfador de festivales pero no necesariamente comercial, o que gustara al grueso de la gente”.
No obstante, anota que también les fue bien a algunas películas de nicho o menos comerciales, como Heli, del director Amat Escalante, que “tuvo una buena rentabilidad por copia. Y creo que uno de los términos que le ayudó fue haber sido ganadora en Cannes”.
Los premios inyectan gasolina a una película con un inicio complicado o decepcionante, contraviniendo “la regla de oro” de que un filme mide su suerte en la semana de estreno.
“El ejemplo claro a corto plazo que tenemos es 12 años esclavo (ganadora del Oscar a Mejor Película), que el fin de semana posterior a la entrega de los Oscar, aumentó su proyección. Normalmente después de que se estrenan, las películas decrecen, pero en este caso creció y también creció obviamente el circuito, se le dieron más copias”.
Eso no significa que todos corran con la misma suerte. Si bien los premios obtenidos recientemente por realizadores mexicanos y la calidad de los festivales en territorio nacional dan “buena prensa”, siempre hay excepciones. Por ejemplo, a Post Tenebras Lux— ganadora del premio 2012 a la mejor dirección en Cannes— no le fue precisamente bien en taquilla. También es el caso de otras dos cintas con buenas críticas y que triunfaron en los galardones nacionales Ariel, como El premio de Paula Markovitch y La demora de Rodrigo Plá.
Modelos y soluciones: Lo que hay que aprender (y no) de Brasil y Corea
Una de las propuestas de realizadores y otros integrantes de la industria cinematográfica mexicana para proteger al cine nacional consiste en modificar la legislación para que se implementen políticas de “cuota de pantalla” y que se establezcan topes en la competencia desigual con las producciones de Hollywood.
El referente más mencionado es el caso de Brasil, que años atrás también comenzó con estímulos para la producción así como exenciones fiscales para las empresas que apoyan al cine. Kenya Márquez afirma que la ley también obliga a los exhibidores a mantener las producciones brasileñas mínimo durante un mes en cartelera.
Además, muchos cineastas se oponen a que una sola película se exhiba en más de la mitad de las pantallas de un mismo complejo, como ocurre con los blockbusters más taquilleros.
Juan Carlos Lazo, representante de Twentieth Century Fox, cuestiona la eficacia de esas políticas: “Si la gente no quiere ver una determinada película porque no se le pega la gana, ¿por qué la vas a mantener en cines? Los Nobles se mantuvo semanas y semanas en exhibición y fue la gente quien decidió, no el gobierno”.
Estrella Araiza trabajó siete años en una agencia de ventas de cine y es de las que respaldan esa conclusión. “El caso específico de Brasil lo hemos estudiado porque la ley de Ancine (Agencia Nacional de Cine, por sus siglas en portugués) ha estado vigente los últimos 13 años, entonces ellos fueron punta de lanza con un impuesto que apoya el cine. Pero el cine brasileño no llega a las pantallas brasileñas tampoco, entonces es exactamente el mismo caso de lo que sucede en México”.
Araiza opina que la labor del Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine) para financiar 80 por ciento de las películas que se producen en México, vino a levantar la producción después de la crisis que se desató al término de una época muy proteccionista.
“Lo que sigue para el Imcine es promover la creación de nuevas agencias y empresas mexicanas. El cine coreano, por ejemplo, es un cine súper fuerte y su mecanismo de desarrollo se ha enfocado en eso, en desarrollar empresas, pero no solamente en el cine, sino en todo”.
La directora de Industria y Mercado del Festival de Cine de Guadalajara advierte que se debe fortalecer toda la cadena del cine mexicano para que las películas ya no dependan de los apoyos del gobierno, pues muchos productores se atienen a recibir recursos públicos para trabajar y no buscan alternativas de financiamiento.
Otro que opina que la cuota de pantalla obligatoria no es la respuesta es Leopoldo Jiménez, de Nueva Era Films: “No creo que ésa sea la solución (...) Producir 70 u 80 películas es un número sano, eso está relativamente resuelto, de ésas se exhibirán 60 o 65 y cada año quedará un rezago de 15 o 20 películas. No todas las películas merecen ser exhibidas, también hay que tener autocrítica”.
La danza de la distribución
Distribuir y programar una película no es cosa fácil. Además de las cuestiones promocionales, se debe tomar en consideración el número de copias existentes y hay que cuidarse las espaldas de los taquillazos norteamericanos. A continuación algunas ideas para colocar más filmes nacionales en las pantallas
1 Distribución personal: El realizador Rodolfo Guzmán dice que sí se puede brincar el paso de negociar con una distribuidora: “Está el caso de algunos distribuidores que se han aventado a distribuir su propia película y de repente les va bien. Hacen su propia publicidad, sus propias copias y van cine por cine”.
2 Diversidad de mercados: Fox, por ejemplo, le apuesta sólo a proyectos con altas posibilidades comerciales. Pero Nueva Era Films, por el otro lado, lleva 18 años haciendo grandes esfuerzos por llevar el “otro cine” a las salas.
3 Conocer al espectador: Leopoldo Jiménez, director del Tour de Cine Francés en México afirma: “La lucha diaria de tratar de programar nuestras películas, obviamente nosotros sabemos qué películas pueden resultar más atractivas al público pero no sólo de los grandes blockbusters vive el cine”.
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