Entretenimiento
'La casa más grande del mundo', retrata la pérdida de la inocencia
Se trata de una coproducción entre México y Guatemala, que compite en el FICM
cinta "La casa más grande del mundo", de Ana V. Bojórquez y Lucía Carreras, que compite por el título de Mejor Largometraje Mexicano, en la décimo tercera edición del Festival Internacional de Cine de Morelia (
FICM).
En rueda de prensa, luego de la proyección a medios, Bojórquez, guionista de la cinta, con Edgar Sajcabun, declaró que se trata de una "historia de la pérdida de inocencia, porque la protagonista es una niña que adquiere responsabilidades mayores cuando queda a cargo del patrimonio familiar".
"Es un viaje al momento en el que enfrenta al mundo por primera vez y toma decisiones, asumiendo que pueden traer consecuencias", agregó la cineasta guatemalteca, quien hace su debut como directora en esta coproducción entre México y Guatemala.
De acuerdo con la directora, el proceso de producción fue para ella el mismo que vive la niña maya "Rocío", quien debe hacerse cargo del rebaño de ovejas luego de que su madre empieza a tener contracciones de un parto adelantado.
"Para mí fue sentirme como esa niña que todos los días tenía que enfrentar el mundo y cruzar un puente. Pasé cinco años tratando de financiar la película y tuve que salir de mi país y pasar muchas cosas, caminando con incertidumbre, por así decirlo", expresó.
"Era un sentimiento que me acompañó todo el tiempo, porque me estaba enfrentando por primera vez a dirigir y producir una película, fue como proceso de maduración también para mí", expuso.
A su vez, Lucía Carreras, codirectora de la cinta, señaló que "la creación de personajes se vivió como un ejercicio de introspección de sentimientos, a fin de que en los actores afloraran emociones como el miedo, la tristeza y la alegría. Es decir, era encontrar qué pensamientos tenían ellos para jugar e ir sacándolos para la película".
El presupuesto de la cinta fue de 12 millones y medio de pesos y tuvo cinco semanas de rodaje en Cuchumatan, Guatemala, donde se exponían a condiciones climáticas fuertes y a subir mil metros todos los días en caminos muy complicados de la sierra.
"Los primeros días no hicimos tomas porque estábamos familiarizándonos con los borregos (...) fue hasta el tercer día, y fue muy frustrante, pero era importante encontrar la manera de trabajar con los animales y los niños", coincidieron ambas directoras, quienes aseguran que el material seguirá su ruta por diversos festivales.
Las actividades del FICM concluirán el próximo 1 de noviembre.
MORELIA, MICHOACÁN (29/OCT/2015).- Un retrato del proceso de maduración de una niña y la forma en que empieza a asumir sus responsabilidades, es lo que ofrece la
En rueda de prensa, luego de la proyección a medios, Bojórquez, guionista de la cinta, con Edgar Sajcabun, declaró que se trata de una "historia de la pérdida de inocencia, porque la protagonista es una niña que adquiere responsabilidades mayores cuando queda a cargo del patrimonio familiar".
"Es un viaje al momento en el que enfrenta al mundo por primera vez y toma decisiones, asumiendo que pueden traer consecuencias", agregó la cineasta guatemalteca, quien hace su debut como directora en esta coproducción entre México y Guatemala.
De acuerdo con la directora, el proceso de producción fue para ella el mismo que vive la niña maya "Rocío", quien debe hacerse cargo del rebaño de ovejas luego de que su madre empieza a tener contracciones de un parto adelantado.
"Para mí fue sentirme como esa niña que todos los días tenía que enfrentar el mundo y cruzar un puente. Pasé cinco años tratando de financiar la película y tuve que salir de mi país y pasar muchas cosas, caminando con incertidumbre, por así decirlo", expresó.
"Era un sentimiento que me acompañó todo el tiempo, porque me estaba enfrentando por primera vez a dirigir y producir una película, fue como proceso de maduración también para mí", expuso.
A su vez, Lucía Carreras, codirectora de la cinta, señaló que "la creación de personajes se vivió como un ejercicio de introspección de sentimientos, a fin de que en los actores afloraran emociones como el miedo, la tristeza y la alegría. Es decir, era encontrar qué pensamientos tenían ellos para jugar e ir sacándolos para la película".
El presupuesto de la cinta fue de 12 millones y medio de pesos y tuvo cinco semanas de rodaje en Cuchumatan, Guatemala, donde se exponían a condiciones climáticas fuertes y a subir mil metros todos los días en caminos muy complicados de la sierra.
"Los primeros días no hicimos tomas porque estábamos familiarizándonos con los borregos (...) fue hasta el tercer día, y fue muy frustrante, pero era importante encontrar la manera de trabajar con los animales y los niños", coincidieron ambas directoras, quienes aseguran que el material seguirá su ruta por diversos festivales.
Las actividades del FICM concluirán el próximo 1 de noviembre.
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