Entretenimiento

La VFG se entrega a Carlos Santana

Con un recinto a tope interpretó sus más emblemáticas piezas; el mariachi se hizo presente

GUADALAJARA, JALISCO (15/DIC/2013).- La frase puede parecer gastada. Atrapada en el cliché de lo fácil, y el decálogo de las frases para salir de paso. Pero pocas, pocas veces, tiene tanta verdad. Y es que el concierto de Carlos Santana en la Arena VFG fue uno de los espectáculos del año. Y quizás uno de los mejores que se ha presentado en el recinto.

Lo que hace Santana sobre el escenario ya no tiene clasificación. Una vez con la guitarra en mano, simplemente deja de ser un hombre, para convertirse en una suerte de dios del rock. Un ser de cuyas manos salen los más dulces acordes. Los más potentes. Los más emotivos. Domina el arte de lo inolvidable.

Ana fue una de las más de 10 mil personas que colmó ayer por la noche el recinto para disfrutar del show. “Creo que no va a llenar”, dijo, minutos antes de las 20:00 horas.

En las gradas, los enormes huecos hacían creer que de verdad Carlos Santana había perdido su legendario poder de convocatoria. En una ciudad donde ya ni figuras de la talla de Luis Miguel llenan, no era difícil de creer.

Pero ocurrió el milagro. O los milagros. Un mariachi apareció en el escenario, y comenzó a entonar el Son de la Negra. Y entonces, apareció Santana en el escenario.

Con su inseparable sombrero, vestido en color blanco y una sonrisa de lado a lado, el hijo ilustre de Autlán se apoderó de la atención del público y, de paso, le agregó unos acordes rockeros a un tema emblema de Jalisco. Y emblemático para él, ya que su padre fue violinista en un mariachi.

Ana y las miles de almas presentes en la Arena VFG no pusieron pegas para entregarse. Ella se sentía inmersa en un sueño. Se sumergió en el mar de sonrisas, aplausos y abrazos que la rodeaban durante el concierto.

Quién sabe en qué momento el recinto se llenó, convirtiéndose en un monumental coro para acompañar las canciones del guitarrista.

Apegado a los ángeles. Persignándose de vez en vez. Haciendo las muecas y expresiones tan suyas. Tan de la psicodelia. Tan del rock experimental. Santana se entregó en el escenario. Y se le entregaron desde las gradas. Su concierto puede que no se defina con palabras, sino con expresiones. La música de Santana, aunque pueda parecer una frase gastada, no es de este mundo.

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