Entretenimiento
La Catrina para un artista del cartón
Rogelio Naranjo se convirtió ayer en una de las figuras claves de la vigésima segunda edición de la FIL
Al paso de casi cuatro décadas, Naranjo se ha convertido en figura clave de la historia del cartón político en México, autor de más de 15 mil caricaturas, poseedor de una gran variedad de galardones, entre ellos, el Premio Nacional de Periodismo (1977) y el Manuel Buendía (1987).
Además, a los anteriores se suma La Catrina, reconocimiento -a manera de premio- que le fue otorgado ayer en el marco del séptimo Encuentro Internacional de Caricatura e Historieta, realizado dentro del programa de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.
Durante la entrega del galardón (una escultura de bronce que reproduce un dibujo de Sergio Aragonés), celebrada en el Auditorio Juan Rulfo de Expo Guadalajara, estuvieron presentes Raúl Padilla López y Nubia Macías, presidente y directora, respectivamente, de la FIL; Marco Antonio Cortés Guardado, rector general de la Universidad de Guadalajara; Mario Alberto Orozco Abundis, rector del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD); Arnulfo Velasco, organizador del Encuentro de Caricatura e Historieta; Sergio Aragonés y Rius, homenajeado en años pasados, entre otros.
Padilla López advirtió que los dibujos de Rogelio Naranjo en la revista Proceso han sido una referencia ineludible en las últimas y decisivas décadas en México.
El presidente de la FIL añadió que "elaborar un buen dibujo tiene para él la misma importancia que el contenido del mensaje y en ocasiones ha sido capaz de ponerse en riesgo por su explícita intención de señalar a los poderosos".
Reconoció que su obra no se traduce en una simple caricatura, sino que se trata de verdaderas obras de arte.
Cortés Guardado, por su parte, calificó a Naranjo como un maestro imprescindible del cartón político del país y un referente obligado de la crítica mordaz, pero de seriedad intelectual, profundidad y talento a toda prueba. "Varias generaciones han sido testigos cotidianos de los agudos cartones de Naranjo. Durante las últimas cuatro décadas, ha sido uno de los críticos más severos de los vicios del sistema político mexicano", expresó.
Rogelio Naranjo escuchó atento y con un dejo de humildad todos estos comentarios enalteciéndolo. Cuando fue su turno -luego de que el rector de la UdeG le entregara la estatuilla-, se animó a pararse y dirigir a la audiencia algunas palabras: "Qué barbaridad que mi familia me viera aquí. Me desmayo con solo ver un poco de gente y ahora estoy hablando frente a un micrófono. A mí hay que sacarme las palabras con tirabuzón, porque no hablo. Si hablara, no sería caricaturista.
No tengo en mi currículo ningún premio por haber sido elocuente en nada".
Sin embargo, como no queriendo la cosa, se animó a agradecer a los organizadores del evento por incluirlo en la lista de homenajeados, entre los que se encuentran los más importantes caricaturistas del país.
Como parte del homenaje, se transmitió un video a través del cual fue posible acercarse un poco más a la reservada persona que es Rogelio Naranjo, un caricaturista que se identifica con "gente muy seria y hasta triste", por aquello de lo poco que habla.
Y de sus inicios en estos menesteres, dijo: "Desde que hice los primeros dibujos, traía una verdadera convicción política y siempre en favor de los más débiles y en contra del gobierno y de las clases empresariales. Lo que he intentado es acercarme a los problemas de los mexicanos".
Diálogos en torno a un artista
Para Arturo Kemchs, Antonio Helguera, José Hernández, Sergio Aragonés y Eduardo del Río -mejor conocido como Rius-, Rogelio Naranjo ha sido un maestro y un ejemplo a seguir, aunque difícil de reproducir, pues su obra se ha caracterizado por ser más que una simple caricatura, llegando incluso a niveles de ser considerada una obra de arte.
Seguramente esto se debe a que Naranjo no es cualquiera, posee estudios en artes plásticas, además de una pavorosa facilidad para traducir un hecho en una imagen clara, concisa y directa.
Previo al homenaje que se le rindió y a la entrega de La Catrina, Rogelio Naranjo fue punto de partida y llegada de una charla entre colegas, con un público que poco a poco fue creciendo y sumándose a tan amena plática.
Sorpresivamente para aquellos que conocen más a Naranjo, la primera parte del diálogo fue monopolizado por el homenajeado y Rius, quien comenzó la serie de remembranzas con aquella primera ocasión en que trabajaron juntos, haciendo énfasis en que fue bajo su mando que comenzó a convertirse en el monstruo de la caricatura política que ahora es.
Después, Helguera destacó la gran influencia que ha tenido Naranjo en varias generaciones, incluida la suya: "Cuando vi que sus profecías se cumplían, quise sumarme a esa secta".
Kemchs señaló que en sus inicios trabajó en la revista Insurgencia popular del Partido Mexicano de los Trabajadores, donde también estaban Rius y Naranjo, sujetos que pretendía copiar, aunque agregó que "es más fácil copiar el trabajo de Rius que el de Naranjo. Yo pensaba: 'Éste no ha de tener nada qué hacer en su casa', porque era exagerada la cantidad de trabajo que le ponía a su obra".
Hernández, quien también aseguró preferir dibujar que hablar, se fue con su discurso escrito e hizo referencia a la capacidad que ha tenido Naranjo para plasmar la realidad del país.
"Todo el que en su sano juicio decide dedicarse a la política es para aparecer en los cartones de Naranjo. Quien al término del sexenio no sale, sabe que es un trabajo; mientras que los que son ratificados, se alegran por tener una segunda oportunidad para aparecer", comentó.
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