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Kinetoscopio
Amor trágico
GUADALAJARA, JALISCO (06/MAR/2011).- El amor de mi vida relata los últimos años de existencia de John Keats, quien murió antes de cumplir los 26 años considerándose un fracasado. Los nombres de Byron, Coleridge, Wordsworth, Shelley, o el del personaje de esta película poco dicen a un joven contemporáneo, a menos que se interese de manera extraordinaria en la historia de la literatura inglesa.
Sin embargo, en los inicios del siglo XIX, la poesía de todos ellos engendró un movimiento revolucionario de espíritu juvenil, y de largo alcance: el Romanticismo.
La directora neozelandesa Jane Campion se dio a conocer mundialmente con El piano (1993) una historia de pasiones realizada con una extraordinaria sensibilidad para representar los detalles, los ambientes, y la intimidad de los personajes, que bien puede calificarse como romántica. Esas mismas virtudes le permiten ahora elaborar de manera brillante un retrato de la relación de Fanny Brawne y el infortunado poeta, y tocar, con esa anécdota, temas como la creación artística, el amor, y las presiones sociales.
Campion muestra a los enamorados como dos personalidades opuestas. Ella es bella e inteligente, animada y elegante, dispuesta a valerse por sí misma y a disfrutar lo que la vida le ofrece. Él es reservado, taciturno, con propensión a lucir desaliñado, y casi nunca tiene suficiente dinero. Entramos a la trama con las imágenes de la mujer cosiendo su vestido, la despedimos con ella caminando en la nieve y murmurando un poema de su amado.
La película revive una época en la que todos usaban algún tipo de sombrero, y se vuelve fascinante la habilidad de la realizadora para descubrir ángulos desde donde observar los rostros sin que esos objetos se interpongan. Otras imágenes son igual de interesantes y sugieren ese sentido de la belleza que tanto preocupó a los artistas románticos. Hay escenas con mariposas, y paseos por bosques y prados de lavanda. Ese marco idílico - ropa curiosa, residencias de campo, y campiñas atractivas- incluye también referencias directas a la pobreza y la enfermedad que acechaban a esa sociedad.
Algunos pasajes describen el mundo literario de esos tiempos. Una librería es vista como un local desorganizado, donde el único empleado es el dueño que atiende detrás de un escritorio y se queja que compró más de 20 ejemplares de un libro de poesía al editor, sólo ha vendido dos, y no tiene esperanzas de vender el resto. Se escenifica también el trabajo del poeta como un encierro obsesivo, donde rodeado de libros el vate espera que llegue la inspiración. En un punto, el mismo Keats intenta explicar a Fanny el acto creativo, pero solo logra decir: “es un misterio”.
El amor de mi vida (Bright Star), Australia / Inglaterra / Francia, 2009; Dirección y Guión: Jane Campion; Actuación: Abbie Cornish, Ben Wishaw.
Sin embargo, en los inicios del siglo XIX, la poesía de todos ellos engendró un movimiento revolucionario de espíritu juvenil, y de largo alcance: el Romanticismo.
La directora neozelandesa Jane Campion se dio a conocer mundialmente con El piano (1993) una historia de pasiones realizada con una extraordinaria sensibilidad para representar los detalles, los ambientes, y la intimidad de los personajes, que bien puede calificarse como romántica. Esas mismas virtudes le permiten ahora elaborar de manera brillante un retrato de la relación de Fanny Brawne y el infortunado poeta, y tocar, con esa anécdota, temas como la creación artística, el amor, y las presiones sociales.
Campion muestra a los enamorados como dos personalidades opuestas. Ella es bella e inteligente, animada y elegante, dispuesta a valerse por sí misma y a disfrutar lo que la vida le ofrece. Él es reservado, taciturno, con propensión a lucir desaliñado, y casi nunca tiene suficiente dinero. Entramos a la trama con las imágenes de la mujer cosiendo su vestido, la despedimos con ella caminando en la nieve y murmurando un poema de su amado.
La película revive una época en la que todos usaban algún tipo de sombrero, y se vuelve fascinante la habilidad de la realizadora para descubrir ángulos desde donde observar los rostros sin que esos objetos se interpongan. Otras imágenes son igual de interesantes y sugieren ese sentido de la belleza que tanto preocupó a los artistas románticos. Hay escenas con mariposas, y paseos por bosques y prados de lavanda. Ese marco idílico - ropa curiosa, residencias de campo, y campiñas atractivas- incluye también referencias directas a la pobreza y la enfermedad que acechaban a esa sociedad.
Algunos pasajes describen el mundo literario de esos tiempos. Una librería es vista como un local desorganizado, donde el único empleado es el dueño que atiende detrás de un escritorio y se queja que compró más de 20 ejemplares de un libro de poesía al editor, sólo ha vendido dos, y no tiene esperanzas de vender el resto. Se escenifica también el trabajo del poeta como un encierro obsesivo, donde rodeado de libros el vate espera que llegue la inspiración. En un punto, el mismo Keats intenta explicar a Fanny el acto creativo, pero solo logra decir: “es un misterio”.
El amor de mi vida (Bright Star), Australia / Inglaterra / Francia, 2009; Dirección y Guión: Jane Campion; Actuación: Abbie Cornish, Ben Wishaw.
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